Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

lunes, 29 de noviembre de 2010

In other words.

Será la primera vez en mi vida que diga algo con sentido.

(Silencio)

domingo, 28 de noviembre de 2010

Principios antrópicos.


Estoy empezando a cansarme de dedicar entradas a la gente, pero bueno, esto supongo que es un caso especial, o mejor dicho, cuatro.
Primero.
A ver, sí es cierto que me siento un poco como esa canción, pero no tiene nada que ver, ya he encontrado más o menos el equilibrio, y todo estaba perfecto como estaba hasta ayer. No hablábamos casi, pero yo sabía que eras feliz (y me jodía. Soy muy egoísta, pero no puedo hacer nada para cambiarlo, o nada que sea legal para cambiarlo), y a mí no me iban las cosas tan mal (dentro de lo que me suele pasar). Aunque sé que debería alegrarme por estar como estoy, pero no es suficiente.
Quiero tantas cosas y entre ellas estás tú, joder. Entiéndelo ya. Odio a tu novia, simplemente por ser tu novia y poder tenerte, ella en sí me cae bien, es maja. Sé que es contradictorio, pero odiaré a todas tus novias, quiera o no, aunque si cortas con ellas me caerán bien, seguramente. Es raro y no sé cómo explicarlo.
Uhm. Un año y pico después. Genial, ¿verdad? Es para pegarme una ostia y decir ¡despierta de una jodida vez!
Vale, no estoy obsesionada contigo, como parece. Me gustan otros, pero simplemente eso, me gustan, y dudo que lleguen a más, aunque bueno, nunca se sabe. Espero poder olvidarte de una vez, y así dejarte en paz, que seguro que es lo único en lo que piensas cuando hablo contigo (de las escasas veces que hemos llegado a tener una conversación decente).
Segundo.
A ver, no sé ni cómo empezar contigo… Es todo tan horrible y tan extraño que no hay ni principio ni fin (el principio se convirtió en final y el final fue el principio de todo).
Uhm.  Te odio, ahora mismo lo único en lo que pienso si llego a pensar en ti algún momento, es por qué cojones apareciste. Vale, gracias a ti conozco a mucha gente y blablablá, pero tampoco es tan genial conocer gente con la que seguramente no te volverás a hablar y no les caigas ni bien siquiera y te tengan que soportar porque estás ahí, en estado medio vegetativo mirando Dios sabe qué. Quizás a la nada (intentando conseguir verla).
Tú en ti mismo eres buena persona, supongo, aunque mi concepción de buena persona es distinta. Eres muy, muy manipulable, y jamás dirás que no a algo que no quieres hacer si te insisten un poco. Y de verdad que odio con todas mis vísceras eso, que hagas lo que la gente te dice que si no tuvieses personalidad (que empecé a dudar de que tuvieses hace tiempo) y fueses un perro agradecido por vivir y tener alguien con quien jugar a que te tire la pelota.
No tengo ganas de decir más. Simplemente que no quiero arreglar nada.
Tercero.
Esto se podría catalogar de teatro, o mejor dicho, de farsa, quizás comedia.
Intentas algo pero tienes miedo de las consecuencias aún sabiendo que no soy un monstruo que se dedica a comer niños.
Es cierto que puedo ser muy fría, pero deberías saberlo y estar acostumbrado.
Lo intenté de nuevo. Olvidé absolutamente todo de ti.
Borrón y cuenta nueva.
Pero no puedo. Volvieron las excusas, las desganas, los dolores de cabeza… Y no puedo, no puedo más. Estoy cansada de saber que no estarás allí cuando te necesite de verdad. Antes sí, y me ayudaste mucho, pero ya no.
Lo entiendo perfectamente, y no estoy enfadada. Sé que tienes jaquecas y que son terribles (te drogas y todo por ellas), que tienes una novia que evidentemente es mucho más importante que yo y quieres hablar con ella. Y además, la universidad… No tienes tiempo.
Es enteramente decisión mía y no estoy enfadada, de verdad, aunque lo parezca. Solo trato de que te des cuenta de que no merece la pena seguir hablando conmigo. Quizás no de la mejor forma, pero de momento no puedo decirte un adiós para siempre (ni me lo he planteado aún).
Dentro de poco, no lo dudes.
Cuarto.
Vale, qué decir de este hombre…
Simplemente me gusta, no le conozco casi, y sé que debería conocerle mejor, pero quiero abrazarle, como ya dije, quedarme entre sus brazos y no moverme de allí. Ya he probado esa sensación y es como salir del mundo para estar nosotros dos solos.
No sé si es que no quieres verme o de verdad necesitas estudiar tantísimo como dices, y en ese caso, me da miedo llegar a la universidad, a tercer año, ¿no?
Bueno, supongo que lo mío no será tan jodido, las letras son para subnormales, como dicen los de ciencias.
Le verdad es que siento como si no quisieras verme, como si me evitases. Pero después me dicen que preguntas por mí y no sé qué pensar.
Me gusta muchísimo estar contigo. Sé que con el tiempo podremos hablar de lo que queramos, pero hasta que no sepa qué quieres, me será jodido hablar de lo que sea contigo, y cuando sepa qué es lo que realmente te gusta, entonces, quizás me corte más o no pueda ser totalmente sincera contigo.
Espero que no leas esto, la verdad. Es simplemente algo que hago para desahogarme y ver si puedo aclarar mis ideas. Ahora mismo me siento como Baroja, escribiendo lo que se me viene a la cabeza, dando pinceladas o desarrollando algún tema.
Joder, es que es horrible. Tengo ganas de verte, y queda súper asqueroso y lo odio, pero tengo ganas de besarte.
Me dan escalofríos del asco. Jé, me faltan poco para las arcadas.
No entiendo porque me da tantísimo asco escribirlo pero después el hecho es tan perfecto (coño, sí que estoy cursi hoy).
En fin. A ver cómo acaba todo, si es que llega a acabar algo.
Ese. Esa. Esos.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Hoy va por ti.


Vale. Creo que por el título te habrás dado por aludido. Sino ya te irás haciendo una idea.
No te comento más que nada porque tengo tanto que decir sobre ti que no me entra en un comentario (hay límites).
Supongo que podría resumirlo y esquematizarlo, pero me cuesta más pensarlo así que decir lo primero que se me ocurra y delirar mientras se me ocurre otra cosa.
Supongo que lo primero que tendría que decirte es que en el fondo te quiero mínimamente (ciertamente se puede hablar contigo de lo que quiera). Pero eres un puto pesado, o si no, no me haces ni caso. Un extremo u otro. Y supongo que por eso me comporto así contigo… Te lo tomas como que paso de ti, y no me extraña, admito que a veces sí, pero de ti como de todo el mundo. Sé que ahora mismo me caes mejor que antes, cuando hablábamos todos los días. Me agobio. No puedo evitarlo. No me gusta nada que alguien esté tan encima de mí y que por cualquier cosa se preocupe o mejor dicho, me aburra con sus preocupaciones. Son mis cosas, y como mías, puedo elegir a quién contarlas y a quién no, y deberías entenderlo mejor que nadie. Tú haces lo mismo, pero eres peor que yo. Yo soy predecible, y mucho, lo sabes, y sabes perfectamente que si estoy mal, me voy a poner a escribir, es mi forma de desahogarme, o sino gritar, salir a dar una vuelta y ponerme a correr, gritar, hacer lo que me apetezca. Y cuando escribo, sé perfectamente que entiendes lo que digo, aunque me esfuerce para que no sea así, pero no lo consigo, y en cambio, yo no entiendo lo que dices, me hago ideas que pueden acercarse más o menos a lo que realmente tú quieres expresar, pero no puedo hacerlo de otra manera. No estoy tan jodidamente loca como tú.
Otro aspecto que me molesta de tu carácter es que te crees saber todo, y no es así. Hay cosas de mí que conoces y que gracias a eso puedes interpretar lo que digo, pero muchas otras veces te faltan datos y te los inventas, y lo odio. Además, y aunque sé que yo no soy una santa, me haces sentir súper subnormal, como si no supiera absolutamente nada y tú todo. No es así, y lo peor de todo es que lo sé, y por eso mismo me jode aún más.
Todo esto cuando hablamos por el msn/tuenti, que te pones súper pesado cuando no tengo ganas de hablar. En persona es más relajado, sé que puedo estar perfectamente en silencio y que quizás saques algún tema, pero que no te molesta demasiado (o esa es la percepción que tengo, que puede estar equivocada).
Uhm. Sólo digo cosas que me molestan de ti, así que por una vez en mi vida seré buena y diré algunos aspectos que me gustan.
No eres para nada moldeable ni manipulable, tampoco eres imbécil (sabes leer y escribir bien, con eso hoy en día vale), si tengo algún problema sueles parar de reírte de mí y me intentas ayudar (aunque no me suele gustar contarte lo que me pasa, pero ni a ti ni a nadie, suelo pensar que no sirve para nada hablar de lo que ya ha pasado, no se cambiará nada y las cosas quizás empeoren).
No tengo mucho más que decir con respecto a ti…
Supongo que faltaría alguna chorrada en plan te quiero y mierdas así que me sueltas de vez en cuando, pero no es así, paso de ser tan hipócrita.
Un beso de parte de los dos conejos rosas con sida.

Ese. Esa. Esos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Elle n'y croit pas encore.


Genial. Simplemente eso.

Dejaría la entrada así, pero necesito escribir. Ya me he entretenido quemando cera, madera, papel… Y ahora estoy cansada de mirar el fuego como se consume lentamente. Es demasiado lento.
La música acompaña a ese gemido sordo del fuego al perecer. Luz Casal.
Supongo que a nadie le importa qué estoy escuchando, pero, sinceramente, me da igual.

Estoy cansada de muchas cosas. Un ejemplo claro que está muy de moda es del colegio. Es evidente que estoy cansada de él, llevo mucho años haciendo lo mismo, levantándome pronto para subir 4 pisos con 5 kilos a cuestas (o en este caso a escaleras).
Supongo que es lógico que me duele también la espalda y que me quejo de que no nos dejen utilizar el ascensor a los de bachiller, que los de la eso solo tienen 3 pisos y con libros finos, ni siquiera el de historia es un tocho que sirve para romper cabezas y poco más.
También de no tener nada mejor que hacer que mirar una puta vela que nunca se acaba y que no huele absolutamente a nada.
No tengo nada mejor que hacer que fijarme en pequeños detalles para hacerlos grandes. Al fin y al cabo, ese es el fin de la vida, ¿no? Coger granos de arena y hacerlos importantes, o mejor dicho, llenarlos de significado (plagio; Epica, Sensorium. Life objective is to make them meaningful).
Soy una quejica, lo sé, pero como ya he dicho, no tengo nada mejor que hacer… Bueno, sí. Estudiar. Pero llevo toda la tarde leyéndome las hojas de apuntes que tengo y lo entiendo, podría explicárselo al profesor mejor de lo que me lo ha explicado él a mí, y no es ser egocéntrica ni sobrevalorarme, sino ser realista. El hombre, por mucho que tenga una carrera, no sabe explicar (y tampoco leer ni redactar, por cierto). Me paso un poquitín con él, lo reconozco, pero me parece el peor profesor que tengo, y no porque me haya suspendido, que aunque tuviese un nueve, le seguiría odiando y deseándole que se cogiese una baja por depresión, que tan de moda está.
Siguiendo con la línea de la crítica al profesorado, continuaré por el de lengua.
Se va muuucho por las ramas. Yo aprendo, sí. Pero el hombre delira muchísimo y no calla. Está bien, perdemos clase y en los exámenes y tal nos ayuda con lo que dice. Pero en selectividad él no estará. Yo no hago demasiado caso a lo que dice (bueno, solo hago caso al de matemáticas), pero sé que hay gente que tiene un cinco que ha aprobado gracias a lo que él va soltando en el examen, y como no aspiran a más de un 5, en selectividad, se van a joder.
Y cambiando de tema…
Sigo pensando en qué quiere. De verdad que no lo sé. Un día parece una cosa, y al siguiente otra.
Me gusta, pero no sé porqué. Supongo que me parecerá interesante, tampoco es feo, es un chaval majo y adorable… Dan ganas de abrazarle siempre y no salirte nunca de ahí. Montar una tienda con sábanas y no salir de allí nunca. Poder hablar eternamente.
Soy muy tonta. Lo sé. Me precipito demasiado. Pero, la verdad, solo quiero ser su amiga, de momento y espero que tarde mucho en llegar a más, sino significará que tan pronto como todo empieza, acabará).
Sí, pedimos super-hombres y cada una, con algo distinto.
Uhm. Me he quedado sin ideas.
Quiero ver Matrix, a ver si la veo por primera vez en español. O sino alguna película así. Que sea guay. Aunque lo del bicho que le meten… Ay.
Me voy a la cama.
Un beso.
Ese.Esa.Esos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

So, I guess this is a goodbye. [111]


La verdad, eso espero. Ya por fin poder decir adiós a todo, o casi todo lo que me molesta. Cortarlo de raíz.
Desaparecer del mundo sensible para ir un rato sin rumbo alguno paseando tranquilamente. Buscando en placer en las cosas más simples. Por una vez, sin complicaciones. A ver si consigo quitar de mi vocabulario el quizás.
Es una equivocación tras otra. Un bucle que parece no tener final.
Ahora mismo el cuento de Alicia me viene a la cabeza. Me siento como ella, cayendo, esperando a tocar fondo e intentar salir de esa madriguera, pero el final no llega y dudo que salga ilesa.
Sé que estoy cayendo porque por mucho que quiera, no puedo volar, y no sé dónde está la tierra, por lo tanto supongo que voy hacia abajo intentando dar pie en un océano demasiado profundo como para llegar en unos días.
No es nada malo, pero tampoco nada bueno, de momento. Implica cambios, y por tanto una transición en la que podrá pasar de todo.
Ahora me toca cabrearme conmigo misma por ser tan inútil y estúpida. Es divertido de vez en cuando. Te ayuda a mejorar o por lo menos a pensar en qué hacer.
Supongo que toda esa gente que no necesito se irá yendo poco a poco, o les echaré a patadas, o quizás sea buena y solo a gritos.
Joder, tengo el brazo lleno de arañazos y el cuello. Me pica.

Uhm. Bueno, lo que quería decir. Que adiós, A. Bonito intento, pero no sirve para nada. No estoy enfadada, pero ciertamente, ya no tiene sentido continuar con esta farsa. Empieza a cansar el teatro.

Ese.Esa.Esos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Precisión.













Bnctony.

Ese.Esa.Esos.

jueves, 18 de noviembre de 2010

No. En realidad no me pasa nada.


Tengo ganas de gritar al mundo que me deje en paz, y lo más curioso es que no sé por qué. No me ocurre absolutamente nada malo, y varias cosas buenas. Supongo que tanto tiempo estando maja con la gente es demasiado para mí y necesito unos días para pensar, yo sola.
No tengo ganas de ni estar en el tuenti, ni en el msn (no sé ni por qué estoy), supongo que porque no me habla nadie.
Joder, es que lo único que me apetece es escuchar música y estar como un estado superior a todo, que supera mis ganas y mis fuerzas.
He encontrado la música perfecta para ahora, el autor es Josh Groban (bendito Spotify).
Odio que la gente diga lo que va a hacer. Me importa poco o nada lo que haga en cada momento, eso típico de voy a comer algo, o voy a ducharme, y cosas así, joder, si no se quiere ser molestado o se quiere compañía, no es tan difícil decirlo claramente.
Lo que más odio es que siempre hay que contestar a las preguntas de ¿a dónde vas?, ¿qué haces? Joder, me estás viendo, no puedes deducirlo tú, o, ¿eres tan retrasado/a que no te da para más?
Pero también la gente llega a los extremos con eso. Vale, decir las cosas claramente, pero hay cosas que más que nada, por no herir a la persona que tienes al lado que supuestamente es tu amigo/a, no se dicen.
Por ejemplo, a mí me gusta que me digan las cosas con sinceridad, pero que de repente me salte una supuesta amiga, no todo gira en torno a ti, cuando creo no ser demasiado egocéntrica, es más, quien me conozca un poquitín sabrá que me considero la cosa más baja que hay de esta subespecie.
Pero bueno, qué más da. Un día malo lo tiene cualquiera.
Todos los días son malos. ¿Sí? Pues mala suerte, te jodes, que no tienes otra alternativa e intenta sonreír  y ser medianamente buena, que si dijese yo todo lo que pienso a todo el mundo tal cual lo pienso acabarían todos esos imbéciles que se creen insensibles llorando, que a ser cruel también puedo jugar yo.
Tengo sueño.
Mañana las notas. Viva (aunque no se note, tiene un deje irónico).

Un beso.
Ese.Esa.Esos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La Nascita di Venere.


Estoy cansada de tener que ser tan moldeable. Ajustarme al momento y saber cuándo tengo que abrir la boca y saber medir mis palabras.
Ciertamente, es horrible que alguien te esté todo el día controlando, y cuando crees que puedes decir lo que te dé la gana, te das cuenta de que no, de que siempre habrá una frase que te joda todos los esquemas.
Me huelen las manos a incienso. Y a humo. Adoro ese olor. Me recuerda al fuego.
En fin. Estoy cansada de tener que ser ordenada, de tener que ducharme todos los días, de morirme por tener una colonia de Dolce&Gabbana o un bolso de Cavalli. No quiero andar con zapatos, es más divertido andar descalza. Cierto que te haces daño, pero por lo menos sientes que estás viva y aún te queda mucho camino por recorrer y algunos serán lisos y sin piedrecitas, y otros estarán llenos de ruinas. Supongo que el fuego quemó esos caminos por donde antes había tanta vida.
También odio los horarios. En cambio sé que jamás podré salirme de ellos, o por lo menos, de momento no. Ya llegará, espero.
Límites. Siempre límites.
Cada vez odio más a Platón. Le tengo muchísima envidia.
¿Cómo pudo él darse cuenta de tantas cosas que ahora se dan por sentadas?
Joder, es como la gravedad. Y aunque la física diga que existe, por cojones, yo digo que podría ser cuestionable (ya lo siento Newton).
Igual sí es cierto que somos esclavos, y de hecho, con esa parte de su teoría, estoy completamente de acuerdo, pero, ¿de verdad habrá algo en lo que no exista ni el bien ni el mal, que todo sea perfecto?
Sé que todo eso son conceptos, y como tal, han sido inventados por humanos como yo y el que lea esto, pero no por ello han de estar bien. Quiero decir, que los conceptos abstractos jamás podrán estar bien definidos, y si no pueden ser definidos, entonces, ¿qué son? No son nada, algo de lo que hablan algunos sin conoces y otros buscan en él algún significado. Y con el vocabulario que tenemos, es imposible definir algo que no se conoce.
Cada uno puede pensar que sí, que lo conoce. Pero siendo algo de lo que no tenemos más que una simple palabra que dentro de unos cuantos años será olvidada y que en realidad, no servirá de nada, ¿es posible saber realmente algo?
Ni dialéctica ni pollas. No se puede.
El conocimiento es limitado por el lenguaje (mi opinión) y basándome en eso digo todo lo demás.
Sé que no se me entiende, pero quizás necesitase decirlo.
Decir por una vez lo que pienso sin intentar que nadie, y cuando digo nadie, es NADIE, lo entienda, y quien lo entienda, felicidades.

En fin. Me voy a la cama a soñar con llegar a la verdad (bien, otro concepto que no se sabe qué es).

Un beso.
Ese.Esa.Esos.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Locuras.


Creo que me estoy volviendo completamente loca (más de lo que estaba antes).
Lo que necesito ahora mismo es verle. Saber que es tan horrible como lo recuerdo. Saber que jamás besaría esos labios, saber que jamás sería capaz de tocarlo.
Quizás sea eso lo que siento. Asco, repulsión.
Pero es que me gusta tanto…
Adoro su forma de ser. Es tan… Tan suya.
Y me encanta y lo odio a la vez.
Bonito, ¿verdad?
Querer matarle con cuidado. Preguntando si le he hecho daño cada vez que le pego una cuchillada o le quemo los párpados.
Pero, ¿cómo torturar a algo que no llega a existir realmente y que, ciertamente, no quiero hacer tanto daño?
Joder, ahora mismo tengo ganas de abrazarle. Pero no quiero verle. No quiero darme cuenta de que solo existe en mis sueños ese ser tan perfecto.
Me engaño, lo sé. Y me da igual.

Quizás el aire no sea tan mala pareja como pensaban algunos.

En fin. Como ya dije, estoy en proceso de volverme loca. Quizás debería entregarme ya a las autoridades, mientras no tenga nada que hacer me dedicaré a violar tías de la cárcel y cuando me trasladen a una celda sola, a gritar como una puta hasta que llegue un médico y le viole a él y le cree un trauma y me manden al psiquiátrico.
Unos cuantos años sin hacer nada más que violar, sin trabajar y viendo cómo está el sistema judicial.
Bah, mentira. Me veo más como monja que como violadora.


Vogliamo giocare a chi è il computer? Sappiamo entrambi chi è il computer. E non sono io.

Victoria de Samotracia.


Me duelen los labios, mucho. Me arden.
Me boca ahora mismo, con una caricia, se rompería de dolor.
Me duele todo. Joder.
Y mi ánimo no está precisamente bien.
Sé que tengo que hacer más cosas. Que estoy desaprovechando mi vida, pero las cosas que hago no me interesan. Odio la historia. Odio el colegio. Odio a los profesores que se creen mejores que los alumnos y con derecho a hacerles de todo.
Estoy cansada.
Hoy, por una amiga, he tenido que estar bien, y es cierto que me lo he pasado súper bien. He estado con gente que mola muchísimo. Tenía varios planes, y aunque no dudé ni un solo segundo, me hubiera gustado ver a los de mi clase, a las chicas, y tal, no a los subnormales de mi clase yendo a hacer botellón en las unis.
Ha habido cosas que me han hecho pensar bastante…
Cosas que dice la gente de la que se pueden sacar conclusiones, seguramente equivocadas, pero aún así, jamás se sabrá si son ciertas o no. Eso de preguntar no me va.
Mejor será que me vaya a la cama… Tengo mucho sueño.
(Por lo menos aquí sí se entiende de qué hablo)

Un beso.
Ese.Esa.Esos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Remedios imposibles.


Mareos.
Dolor de tripa.
Remordimientos.
Pitidos.
Susurros.
¿Caricias? No.
Golpes. A presión. Al vacio.
A la nada.
Dejando de lado todo lo que pudo ser bonito para convertir esto en una pesadillas.
Dime que me quieres.
Dime que quieres follarme.
Sí, ¿por qué no?
Después vendrá la paliza.
Un golpe tras otro. Varios por minuto.
¿Te pone?
¿Te pondría tanto si fuese yo la que te matase lentamente?
Denuncia.
Niño sin padre.
Padre sin niño.
Padre sin mujer. (Por capullo)
Madre soltera.
Orden de alejamiento.
No puedes. No esperas.
La violas por última vez. Y esta vez, la matas. A cuchilladas.
Le arrancas la lengua para que no grite.
Le metes limón en la boca para que chille.
Muerta.

El silencio te puede.
Necesitas más.
Otra mujer caerá.
Asesino en serie.

Ese. Esa. Esos.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

27 segundos de nostalgia.


Se te cae el cielo. Se desmorona segundo a segundo.
Solo 27 segundos. Sólo eso es lo que te queda para correr.
Cada grano de arena pesa como una puta playa.
El calor te quema. Te abrasa. Te marea.
La presión disminuye.
Pierdo completamente la consciencia. Se desvanece sin dejar rastro.
-          ¿Hola?
(Silencio)
(Eco de una voz envejecida, pasada)
Espectros que recorren cada centímetro de piel.
Me encojo. Grito.
Pero no me resisto.


Me duele la cabeza.
Asco de tiempo.
Viernes. Viernes. Viernes.
Dos días.

Ese.Esa.Esos.

domingo, 7 de noviembre de 2010

He's a beutiful disaster.


En fin. En fin. En fin.
Por una vez, sí, en fin realmente.
Al final de tantas chorradas, tantas rebeliones contra mí misma, tantas noches pensando en un no, en un nunca, en un jamás. Y vuelve, como un huracán, destrozando todo lo formado hasta entonces, aunque en este caso intentado de olvidar, destruir en cualquier lugar, lejos, muy lejos. Tirarlo por el mar, hacerlo cenizas y que no vuelva nunca jamás.
Me da asco, le odio con todo mi ser, pero aún así, no puedo olvidarle, y no entiendo el porqué. Sé que jamás conseguiría acercarme otra vez a él, pero mientras tanto, sé que necesito verle para saber realmente que le odio. Redestruir todo, otra vez.
Volver a construirlo tan minuciosamente que no quede ningún resquicio por donde quepa nada.
No tengo ganas de nada. Me duele todo, es el típico dolor constante pero que simplemente se queda en molestia y te quita las ganas de moverte, comer, beber, hacer algo…
Mi máximo son las matemáticas, y ahora mismo, mi obsesión. No me salen muchos de los problemas que hago (se ve que los sistemas de ecuaciones no son lo mío).


No tengo ganas de más. Creo que me voy a la cama, o a leer un rato, o a pegarme un tiro o algo así. Será guay.

Un beso.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Donw the rabbit-hole.


Alice was beginning to get very tired of sitting by her sister on the bank and of having nothing to do: once or twice she had peeped into the book her sister was reading, but it had no pictures or conversations in it, "and what is the use of a book," thought Alice, "without pictures or conversations?'
So she was considering, in her own mind (as well as she could, for the hot day made her feel very sleepy and stupid), whether the pleasure of making a daisy-chain would be worth the trouble of getting up and picking the daisies, when suddenly a White Rabbit with pink eyes ran close by her.
There was nothing so very remarkable in that; nor did Alice think it so very much out of the way to hear the Rabbit say to itself "Oh dear! Oh dear! I shall be too late!" (when she thought it over afterwards it occurred to her that she ought to have wondered at this, but at the time it all seemed quite natural); but, when the Rabbit actually took a watch out of its waistcoat-pocket, and looked at it, and then hurried on, Alice started to her feet, for it flashed across her mind that she had never before seen a rabbit with either a waistcoat-pocket, or a watch to take out of it, and burning with curiosity, she ran across the field after it, and was just in time to see it pop down a large rabbit-hole under the hedge.
In another moment down went Alice after it, never once considering how in the world she was to get out again.
The rabbit-hole went straight on like a tunnel for some way, and then dipped suddenly down, so suddenly that Alice had not a moment to think about stopping herself before she found herself falling down what seemed to be a very deep well.
Either the well was very deep, or she fell very slowly, for she had plenty of time as she went down to look about her, and to wonder what was going to happen next. First, she tried to look down and make out what she was coming to, but it was too dark to see anything: then she looked at the sides of the well, and noticed that they were filled with cupboards and book-shelves: here and there she saw maps and pictures hung upon pegs. She took down ajar from one of the shelves as she passed: it was labeled "ORANGE MARMALADE" but to her great disappointment it was empty: she did not like to drop the jar, for fear of killing somebody underneath, so managed to put it into one of the cupboards as she fell past it.
"Well!" thought Alice to herself "After such a fall as this, I shall think nothing of tumbling down-stairs! How brave they'll all think me at home! Why, I wouldn't say anything about it, even if I fell off the top of the house!" (which was very likely true.)
Down, down, down. Would the fall never come to an end? "I wonder how many miles I've fallen by this time?" she said aloud. "I must be getting somewhere near the centre of the earth. Let me see: that would be four thousand miles down, I think-" (for, you see, Alice had learnt several things of this sort in her lessons in the school-room, and though this was not a very good opportunity for showing off her knowledge, as there was no one to listen to her, still it was good practice to say it over) "-- yes that's about the right distance -- but then I wonder what Latitude or Longitude I've got to?" (Alice had not the slightest idea what Latitude was, or Longitude either, but she thought they were nice grand words to say.)
Presently she began again. "I wonder if I shall fall fight through the earth! How funny it'll seem to come out among the people that walk with their heads downwards! The antipathies, I think-" (she was rather glad there was no one listening, this time, as it didn't sound at all the right word) "-but I shall have to ask them what the name of the country is, you know. Please, Ma'am, is this New Zealand? Or Australia?" (and she tried to curtsey as she spoke- fancy, curtseying as you're falling through the air! Do you think you could manage it?) "And what an ignorant little girl she'll think me for asking! No, it'll never do to ask: perhaps I shall see it written up somewhere."
Down, down, down. There was nothing else to do, so Alice soon began talking again. "Dinah'll miss me very much to-night, I should think!" (Dinah was the cat.) "I hope they'll remember her saucer of milk at tea-time. Dinah, my dear! I wish you were down here with me! There are no mice in the air, I'm afraid, but you might catch a bat, and that's very like a mouse, you know. But do cats eat bats, I wonder?" And here Alice began to get rather sleepy, and went on saying to herself, in a dreamy son of way, "Do cats eat bats? Do cats eat bats?" and sometimes "Do bats eat cats?" for, you see, as she couldn't answer either question, it didn't much matter which way she put it. She felt that she was dozing off, and had just begun to dream that she was walking hand in hand with Dinah, and was saying to her, very earnestly, "Now, Dinah, tell me the truth: did you ever eat a bat?" when suddenly, thump! thump! down she came upon a heap of sticks and dry leaves, and the fall was over.
Alice was not a bit hurt, and she jumped up on to her feet in a moment: she looked up, but it was all dark overhead: before her was another long passage, and the White Rabbit was still in sight, hurrying down it. There was not a moment to be lost: away went Alice like the wind, and was just in time to hear it say, as it turned a comer, "Oh my ears and whiskers, how late it's getting!" She was close behind it when she turned the comer, but the Rabbit was no longer to be seen: she found herself in a long, low hall, which was lit up by a row of lamps hanging from the roof.
There were doors all round the hall, but they were all locked; and when Alice had been all the way down one side and up the other, trying every door, she walked sadly down the middle, wondering how she was ever to get out again.
Suddenly she came upon a little three-legged table, all made of solid glass: there was nothing on it but a tiny golden key, and Alice's first idea was that this might belong to one of the doors of the hall; but, alas! either the locks were too large, or the key was too small, but at any rate it would not open any of them. However, on the second time round, she came upon a low curtain she had not noticed before, and behind it was a little door about fifteen inches high: she tried the little golden key in the lock, and to her great delight it fitted!
Alice opened the door and found that it led into a small passage, not much larger than a rat-hole: she knelt down and looked along the passage into the loveliest garden you ever saw. How she longed to get out of that dark hall, and wander about among those beds of bright flowers and those cool fountains, but she could not even get her head through the doorway; "and even if my head would go through," thought poor Alice, "it would be of very little use without my shoulders. Oh, how I wish I could shut up like a telescope! I think I could, if I only knew how to begin." For, you see, so many out-of-the- way things had happened lately, that Alice had begun to think that very few things indeed were really impossible.
There seemed to be no use in waiting by the little door, so she went back to the table, half hoping she might find another key on it, or at any rate a book of rules for shutting people up like telescopes: this time she found a little bottle on it, ("which certainly was not here before," said Alice), and tied round the neck of the bottle was a paper label, with the words "DRINK ME" beautifully printed on it in large letters.It was all very well to say "Drink me," but the wise little Alice was not going to do that in a hurry. "No, I'll look first," she said, "and see whether it's marked 'poison' or not"; for she had read several nice little stories about children who had got burnt, and eaten up by wild beasts, and other unpleasant things, all because they would not remember the simple rules their friends had taught them: such as, that a red-hot poker will burn you if you hold it too long; and that, if you cut your finger very deeply with a knife, it usually bleeds; and she had never forgotten that, if you drink much from a bottle marked "poison," it is almost certain to disagree with you, sooner or later.However, this bottle was not marked "poison," so Alice ventured to taste it, and, finding it very nice (it had, in fact, a sort of mixed flavour of cherry-tart, custard, pine-apple, roast turkey, toffy, and hot buttered toast), she very soon finished it off.
"What a curious feeling!" said Alice. "I must be shutting up like a telescope!"
And so it was indeed: she was now only ten inches high, and her face brightened up at the thought that she was now the right size for going through the little door into that lovely garden. First, however, she waited for a few minutes to see if she was going to shrink any further: she felt a little nervous about this; "for it might end, you know," said Alice to herself; "in my going out altogether, like a candle. I wonder what I should be like then?" And she tried to fancy what the flame of a candle looks like after the candle is blown out, for she could not remember ever having seen such a thing.
After a while, finding that nothing more happened, she decided on going into the garden at once; but, alas for poor Alice! when she got to the door, she found she had forgotten the little golden key, and when she went back to the table for it, she found she could not possibly reach it: she could see it quite plainly through the glass, and she tried her best to climb up one of the legs of the table, but it was too slippery; and when she had tired herself out with trying, the poor little thing sat down and cried.
"Come, there's no use in crying like that!" said Alice to herself rather sharply. "I advise you to leave off this minute!" She generally gave herself very good advice (though she very seldom followed it), and sometimes she scolded herself so severely as to bring tears into her eyes; and once she remembered trying to box her own ears for having cheated herself in a game of croquet she was playing against herself, for this curious child was very fond of pretending to be two people. "But it's no use now," thought poor Alice, "to pretend to be two people! Why, there's hardly enough of me left to make one respectable person!"
Soon her eye fell on a little glass box that was lying under the table: she opened it, and found in it a very small cake, on which the words "EAT ME" were beautifully marked in currants. "Well, I'll eat it," said Alice, "and if it makes me grow larger, I can reach the key; and if it makes me grow smaller, I can creep under the door: so either way I'll get into the garden, and I don't care which happens!"
She ate a little bit, and said anxiously to herself "Which way? Which way?", holding her hand on the top of her head to feel which way it was growing; and she was quite surprised to find that she remained the same size. To be sure, this is what generally happens when one eats cake; but Alice had got so much into the way of expecting nothing but out-of-the-way things to happen, that it seemed quite dull and stupid for life to go on in the common way.
So she set to work, and very soon finished off the cake. 


Lewis Carroll.