Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Mi tercera persona.

Ella llevaba demasiado tiempo con el corazón en las nubes y los pies en la tierra. Su necesidad constante de desconectar no le dejaba desconectar del todo nunca. Era como volver a intentar meditar cada 10 segundos.
Cada vez tenía más heridas que no curaban. Pero ahí estaba Cuba recordándole que no debía temer, que la tierra le recordaría por quién era, no por lo que los demás creían de ella. Tomó la decisión de no necesitar ayuda y le iba mejor sola. Sin problemas. Se concentraba mejor. Podría soñar cuando quisiera porque nada le arrastraba a la realidad.
Todo. Eso era ella, y lo era ya.