Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

lunes, 24 de octubre de 2011

Incienso y pintauñas.

Tengo frío.
Estoy entre triste y cabreada. Hay muchas cosas que no sé cómo afrontar, no del todo, y, tras varios intentos de palabras, me muero del asco, me pego en la boca y me la grapo.
He decidido empezar una época de contemplación.
No hacer nada más que maravillarme con todo, como si fuese nuevo. Un fantástico universo dispuesto para que yo lo conozca con detalle.
Quiero ir a una residencia de ancianos. Quiero que me hablen, que me cuenten historias, que me recomienden películas y llorar con ellas. Llorar como nunca lo he hecho.
Lo haré algún día. A la gente que está encerrada allí le gusta la gente que no lo está. Le hace ilusión poder hablar con alguien que no conoce y que está dispuesto a escucharle.
Quizás un día les cuente mis problemas. Y ellos puedan aconsejarme.

- Hola, me gustaría presentarme, soy una calabaza.

martes, 18 de octubre de 2011

Nana.

La segunda a la derecha.
La segunda a la derecha.
(and then straight on till morning).

Me siento como Nana.
Wendy y los pequeños se han escapado por la ventana.

Pensamientos alegres.
Pensamientos alegres.
Jodidos pensamientos alegres.
(Y polvo de hadas).

Wendy, vuelve, por favor.

- Llévame contigo, Peter. Tengo que cuidar de los niños.
- No te necesitamos. Los niños estarán bien.

Vacío.
Depresión profunda.

No sirvo para nada.

Fiebre.

Agua va.
Me derrito.

sábado, 8 de octubre de 2011

This time I'm sorry.


A veces me pregunto por qué cojones volvemos a la carga.
Es curioso pensar que el pasado volverá.
Es fácil recordar esa frase que reza “Quien no recuerde su pasado lo repetirá una y otra vez”.
Hay partes de nuestro pasado que nos gustaría repetir. Quizás una tarde fantástica con las amigas, ese día que el novio decidió armarse de valor y pedirnos salir después de una tarde normal y corriente, con cena incluida en un italiano en la esquina de nuestra casa.
O simplemente una tarde en el tren, mirando por la ventana, mientras anochece. Llegados a una ciudad, una de sus calles te impacta tanto que deseas vivir en esa ciudad, pasar los días y morir en esa esquina triangular.
En esas cuestas, sobre esos adoquines.

¿Por qué? Simplemente por que sí.

Las razones tan simples me aburren, y busco unas nuevas.
Nos gusta esa calle porque es la típica calle que hemos visto en millones de películas, con esas farolas que le dan un aire parisino, en el que aparecerá un hombre guapísimo perfectamente vestido con unos pantalones beiges y una americana marrón, con un fular anudado al cuello, y tú te caerás y él se preocupará por ti. Tu torpeza te encanta en momentos así. Has conocido al hombre de tu vida y, sorpresa, estás casada, tienes 2 hijos llamados Victoria y Jack y toda tu vida está regida por una perfecta rutina. Dos llantos semanales, dos polvos mensuales, algunas hostias anuales.

Bienvenida al mundo, S.

domingo, 2 de octubre de 2011

What if I don't wanna be yours?

Por si lees esto,

I miss you.

(Y a la vez te odio)