Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

miércoles, 17 de junio de 2015

Por favor, no lo leas.

Una pregunta de un anime me hizo pensar. ¿Si hoy fuera tu último día, con quién lo pasarías?
La respuesta típica sería con familia y amigos, pero no iba por ahí. La chica se debatía entre dos hombres que la cuidaban y la trataban bien.
Yo no me debato entre nadie, simplemente no sé la respuesta, no sé si quiero pasar mi último día en la tierra con él. Quizás sí, porque ya no importaría nada, se anularían todos mis sueños, todas mis esperanzas de futuro. Me faltarían horas para hacer lo que quiero hacer. Quizás por eso, simplemente querría estar en silencio, abrazada a él. 
Si fuera una semana, ya me revolvería, querría hacer algo, no dormir si hiciese falta, para al menos dejar un trocito de mí en el mundo, en una semana, me gustaría dejar un libro, como si fuese mi hijo. Quizás escribiría una historia, quizás muchas más cortas. Quizás recopilaría textos que ya tengo escritos. No lo sé. Simplemente sé que no estaría quieta, y no pensaría en nadie más que en mí. En haber dejado una pequeña huella en la tierra, y quizás, con suerte, en alguien.
Si fuera un mes, viajaría, probaría todas las cosas que me dan miedo. Me iría con una mochila si hace falta a llegar todo lo lejos que pueda, y probar todas las cosas que pueda. Escribiría, a ratos, en un cuaderno que quizás luego le enviaría, y haría que fotocopiase para enviárselo a mis padres, o a quien sea que quisiera leerlo. Quizás después de muerta, ellos querrían entender algo más de mí, y esto puede darles la pista.
No tengo punto intermedio entre un mes y una vida. No puedo pensar en qué haría, sinceramente, si me quedase un año. Es poco tiempo y a la vez mucho. Cambiaría todo lo que pudiese, pero me plantearía la pereza, porque, al fin y al cabo, me queda algo de tiempo más. Aún así, no empezaría por estar con nadie.
Es más que probable que sea una persona hasta demasiado solitaria. Me queda una vida con una fecha incierta como fin. Aún espero leer mucho, escribir algo, aprender algo, lo que sea. No conocer lo mismo que el día anterior nunca, aunque fuera un grupo, una palabra, me vale, porque me quedan muchos días para seguir aprendiendo.
Antes era una idealista, y lo seguiré siendo. Una ilusa que cree que no hay nada imposible, solo hay que forzar los límites. Conocerlos solo hace que los estés forzando, ir un poquito más allá, tantear hasta qué punto se extienden.
Siempre he buscado alguien que se dedique a forzar los límites conmigo. 
Es tan aburrido ver los límites que se auto-imponen todos… Me da pena y asco su conformismo. "Esto es lo que hay" como bandera de la desidia. Siempre esperando que otros te arrastren.
Pensaba que lo bonito del camino sería arrastrar o ser arrastrada, a ratos, indiferentemente. No como base el ceder, sino el hacer de todo, cuando sea, por que sí, sin planificación. Suena a hacer grandes cosas, pero hay pequeños detalles que hacen que todo sea especial. Me horroriza elegir siempre yo la película que ver, o en qué momento verla. El no salir de casa, el no tener ningún plan es agobiante. Y parece que él no entiende que me ahogue con paredes alrededor. Las paredes a veces pueden no ser físicas, sino ladrillos que van marcando donde estarán los límites que otros me imponen. Y ante esto, no puedo sino patalear y arrojar esos ladrillos al mar más lejano.
"Únicamente cuando has perdido todo eres libre de actuar". Aún me queda perderle a él, y empieza a no importarme. No quiero sus ladrillos en mi cabeza, no quiero sus excusas, no quiero su falta de entendimiento. Pero aún así, pasaría mi último día con él, abrazada, sin decir nada.
Aunque no hace ni falta que sea él. Simplemente me gustaría saber que alguien me quiere lo suficiente como para aguantar lo que supone pasar el último día conmigo. Es curioso como al final, simplemente no quiero estar sola, pero no podría soportar durante el camino al mismo compañero, con sus límites, sus palabras vacías. Quizás su vacío sea lo que más me asusta ver en una persona, y él es todo vacío. No hay lugar para los sueños. Y sin sueños, ¿qué somos? Agua y barro. Agua. Y barro.