Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

viernes, 8 de abril de 2016

Invierno en primavera.

025. Llevo horas sin hacer nada.
026. Tic, tac. El reloj parece que apremia, pero, ¿por qué tanta prisa? Si no llegaremos a nada que no queramos llegar. Quizás porque cuando has llegado, es demasiado tarde.
El reloj no miente, quizás debería tener como modelo al tiempo. 
Pasan irremediablemente los días. Las ojeras mordiendo mientras los ojos ven números cuando quieren ver letras. Suyas.
La piel ha olvidado lo que eran sus abrazos, y mi cabeza apremia, como el tiempo, volver a recuperarlos.

Es curioso cuando se encuentran la desgana y la ansiedad en mi mismo cuerpo. Una dice come, y la otra mejor más tarde, mañana, otra vida, cuando tu existencia deje de ir tarde.
Siento que es injusto. He movido todo, y todo está destrozado, y lo he hecho yo. Duele más cuando hay un traidor entre los tuyos, cuando el caballo está en las entrañas de la ciudad, y tú eres el caballo y la ciudad. En esta Ilíada Ulises se fue antes de destrozar todo, pero la historia sigue su curso, solo que no hay victoria posible.