Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

jueves, 31 de diciembre de 2009

El gris no existe. El gris no existe. El gris no existe.

Inmortalizar algunos destinos,
Resonando el futuro en el pasado,
Como un sueño idílico ahuecado.
Delirios que se tornan albinos
Cayendo dulcemente sobre él,
Derribando sobre su ser tu aliento.
La lujuria ansía un acercamiento…
Como el azorado buscando un burdel.
Respirar y recordar lo no instruido.
¡Sólo quieres drogarte del día!
Su mirada, perdida. Él, abstraído.
Disipada y encontrada en la grafía;
Arañando el patético alarido
De un pensamïento con simetría.
La verdad, no sé porqué subo esto aquí. Quizás sea para ver si alguien es capaz de leerlo, entenderlo, y ser sincero y decir que es una mierda.
Leerlo, fácil, entenderlo (de verdad), jodido, decir que no vale la pena sin entenderlo es como ridiculizar a cualquier persona en la sociedad de hoy en día, la más fácil de las acciones.
Y quizás, esa persona, tenga algo de amor propio, y se mantenga entera, por unos momentos, hasta que llega a su casa, y se derrumba como el muro de Berlín, sobre su cama, pensando.
Oh, Dios mío, queda alguien pensante en el mundo.
Qué utópico suena ese verbo, además de precioso.
Pensar. Pensar. Pensar.
¿Qué será pensar? ¿Inventar algo nuevo?
Nihil novum sub sole.
Nuevo, pero hay que especificar, nuevo para ti.
Y quizás, si la curiosidad y la intriga de saber si lo has recordado tú, si de verdad, lo has inventado.
Aunque, hoy en día, es muymuymuy difícil inventar algo nuevo.
Un cuento, una novela, una poesía, todos los temas de lo que tratan, ya han sido tratados.
Filosofía. Uff.
Aunque en política, hay cosas nuevas, que se han aplicado veces contadas con una mano. Libertad, esa palabra que todos creemos que está grabada en nuestro pecho, pero en cuanto llegan las consecuencias se desintegra como una palabra escrita en la mano con un bolígrafo barato.
El año dentro de poco pasado, en una de mis muchas clases, el profesor, preguntó si se puede ser feliz y no libre. Pero, ¿qué es la libertad?
Para contestar, quizás haya que mirar cuál es el significado de libertad.
¿No estar en la cárcel, o no estar esclavizado?
Vale, y ¿quién te dice que todos los que están presos, llevan una vida que detestas, y no son felices?
Y si piensas que esos, asesinos, violadores, y demás cobayas, si saliesen de allí, serían felices de verdad. No tendrían dónde dormir, dónde comer, no sabrían qué hacer con su vida. Arrastrar los pies por calles desérticas, esperando un tijeretazo en cualquier arteria de la razón, no es vida.
Pero de todas formas, tu libertad acaba donde empieza la de el que tienes al lado.
Eso te parece la libertad que crees que es poder hacer lo que quieras, ponerte borracho de cualquier bebida, claro, alcohólica, llegar a casa azorado, resbalándote por las 4 escaleras que tienes que subir para llegar al ascensor. Segunda planta. Mientras te caes, te levantas, y gritas despertando a tus padres, preocupándoles.
Ese concepto de libertad, de hacer lo que me salga de los cojones (con perdón por el término), es la libertad que buscas, claro.
Y ahora, ¿si todos hiciésemos eso?, sería algo próximo al concepto de anarquía que tienes, ¿verdad?
¿Te parecería bien?
Yo creo que no.
Te pondrías a despotricar (que es lo único que sabes hacer) sobre lo mal que va la sociedad, y en cambio, es lo que tú haces.
¿No te das asco?
A mí me repugna muchísimo lo que hacen todos los analfabetos de mi edad para divertirse.
Y lo que más me preocupa, ¿Tus papás te dejan llegar tarde a casa, borracha?
¿Creen que eso está bien y que tienes edad como para beber tanto como para entrar en un coma etílico?
A veces, me pregunto qué pasaría si todos esos sucedáneos de humano, a base de beber algo que les quema la garganta, que les da asco nada más olerlo, y que beben porque lo hacen los demás, un día, viesen a alguien entrar en un coma.
Y, la verdad, desearía que les hiciese reaccionar, o por lo menos pensar un poco con sus cabezas llenas de alcohol barato comprado ilegalmente en algún supermercado a punto de cerrar. Justo encuentras a algún dependiente que quiere irse a casa, y con mucho tacón y kilos de maquillaje, te haces pasar por alguien mayor de edad.
Como cría que soy, pongo ejemplos de las clases.
El otro día, el 22 de este mes, estaba hablando con una compañera, de la nada, el tiempo, el espacio, sus colores, etc. Y llego otra, a la que odiaré por haber pronunciado esa frase: “Que estamos en la hora de filosofía, pero eso no significa que te puedas poner filosófica” (más o menos), y se fue.
Fue como un tiro a quemarropa.
Y ahí vi una persona pensando en algo que no es en qué me voy a poner para salir esta noche, sino en algo más allá, metiéndonos en física, filosofía… Y aún así, acallada por las voces de la ignorancia.
Para mí fue como el jefe del pelotón que manda cantar a los soldados para que no piensen, sólo que en vez de mandarle cantar, le manda callar, y le deja pensar en silencio, con la posibles críticas de hierro de quién le tiene envidia porque no ha podido llegar a esa conclusión antes que ella, porque está demasiado ocupada poniéndose sombra de ojos para ir al colegio.
En fin...
Que pases buen 2010, querida masa de aire frío que me envuelve.
ESE.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Feliz Consumo.

Primero, felicitar a mi querido lector (el aire que me oye pensar), esta época de consumo, en la que, si fuera más prolongada, seguro que haría que se resolviese la crisis del último país europeo aún en recesión.

Pero bueno, no actualizo sólo para criticar (más aún) la política de ese idiota que tenemos presidiendo el Gobierno, sino para desahogarme un poco.

Tengo problemas, varios, pero sé que a nadie le interesan, ni siquiera a mi querido y único oyente, así que, dejaré divagar un rato mi cabeza por algún lugar, pongamos Barcelona.

Eduard (no el idiota de la película de Crepúsculo, ese actor que seguramente no sabrá cuándo son uno más uno, y se creerá el rey del mundo sin ayudar a progresar, igual que los futbolistas).

¿Qué hará en estos momentos? ¿Dormir y soñar? ¿Pensar estando en vela?

Poco probable que esté despierto. Mañana trabaja. A las 6 en pie.

Pero, ¿estará bien?, ¿tendrá una cama donde dormir arropado por mis desvelos, o quizás haya elegido la manta tejida con mis sueños?

En otro lugar de España (no necesariamente la península), Jordi.

¿Estará pensando en mí? ¿En qué es lo que ha hecho mal para conseguir mis típicas respuestas cortas, frías y muchas de ellas sarcásticas?

Tu error, fue colgarme cuando más necesitaba hablar, porque tus estúpidas ganas de saber desembocan en el orgullo, y a ti, sabes que no voy a someterme.

Puedes decir que soy una zorra, que soy una ignorante, todo lo que te dé la gana, pero soy yo quién lee, quién estudia de verdad para algún día tener una carrera y ganarme la vida con algo mejor que lo mínimo.

Si no eres capaz de aceptarlo, mejor que tú te vayas por tu camino, y yo por el mío. Sin ningún problema.

Y bueno, algo que escribí hace poco, por no decir hace unas horas;

Ahora sé un poco mejor lo que se siente al ser adicta a tu voz, a tu imagen… A ti.

Y me puede. Y me desgarra el no poder sentirte. Y saber que mis posibilidades de verte son inexistentes. Y que mis voces van al aire que nos separa; un aire opaco, contaminado, que me prohibió verte, rozarte, probar el sabor de tus labios, lamer cada resquicio de tu alma y desear con locura tus escasas palabras, tus largos silencios…

Quiero conocer cada rincón de tus brazos, cualquier lugar de tu cuerpo donde pueda esconderme si tengo miedo de mí misma, donde pueda huir y olvidar lo mucho que deseo tenerte cerca de mí…

ESE.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Utopia

Utopia [Primera parte]

Bueno... Hoy me dedicaré a ponerme filosófica…

Si no os gusta no lo leáis, tampoco creo que nadie lo vaya a leer, por eso lo escribo aquí, aunque quizás en el tuenti tendría el mismo efecto.

Esta noche, me he dedicado a pensar, gracias a cierta persona que me lo ha recordado cuando por fin había conseguido olvidarlo o por lo menos aparentar que lo había olvidado.

Sí, estoy sola, y me duele, pero nadie es capaz de juzgarme, solo un par de ellos, por no decir sólo uno, que ni sabe de la existencia de esto, el único que se ha preocupado por preguntarme sobre mí.

Vivo engañada.

Él lo único que quiere es follar y después pirarse con cualquier otra puta inocente que encuentre por la calle. Seguramente es lo que hará, le rechace o no, pero bueno, de momento es el único que se ha preocupado por mí y me ha preguntado por mi infancia.

Los demás seguramente buscáis diversión, (sí, mis paridas y paranoias hacen gracia si me lo propongo).

Tengo voz y pintas de niña más cerca de la muerte que de la vida. Lo sé y lo tengo asumido, por eso me paso horas cociéndome al sol, para ver si cojo un poco de color, pero nada, parece que mi piel no quiere y estoy condenada a ser así todo el puto año, por lo menos algo habré cogido, pero en invierno es peor, vestida de negro, con las manos frías, cubiertas por guantes negros, siempre, la cara maquillada, los ojos con sombra blanca y raya negra, cuello alto o sino escotes cubiertos por una bufanda o por un pañuelo, en vez de ir al colegio voy a un funeral.

Puedo cambiar, claro, pero no quiero, muchos hacen lo mismo que hago yo por llamar la atención, pero yo no, odio que me miren, odio no pasar inadvertida, odio sentir esas putas miradas en mi nuca, quemándome y haciéndome sentir fuera de lugar.

Si me muevo como una sombra y no hago ruido al andar, si no notas mi presencia a tu lado, es que por fin he conseguido hacerme un fantasma.

Si no hablo no es porque no me caigas bien, sino porque prefiero aprender de los demás, pero si tengo algo que decir, lo digo.

Sabes que me da igual decirte que tienes unas pintas de payaso salido de un rodeo, o que te queda bien la camiseta que llevas, también te puedo decir sin remordimientos que me eres indiferente (sí, no odio a nadie, sería demasiado honor para ellos). Si tengo que criticar no lo hago por las espaldas siendo falsa. Reconozco que a veces es mejor quedarse callada, para no romper el grupo ya que no vas a volver a ver a muchos de ellos en el resto de tu vida, tu camino se separa. Por suerte, tengo planes y me da igual estar sola, pero tengo alguien que me quiere acompañar, y la considero muy buena amiga.

Para quien le interese y quiere conocerme un poco mejor, que lea esto, sino no me importa, es cosa vuestra, pero ahí se ve el interés que tenéis por mí.

En primer lugar, soy borde, muy, muy borde con quién quiero. Soy sincera y cruel al decir la verdad sobre las personas que me caen mal. Considero a todos los que no saben qué fue el holocausto, subnormales sin remedio, o a cualquiera que no sepa qué fue la ilustración o quién fue Miguel Ángel, o Leonardo Da Vinci, o algo más cercano, Federico García Lorca (hay personas, que no tienen ni idea), a quién no le guste leer(si no hay tiempo, no hay tiempo para leer cada uno tiene su vida y hace lo que puede) y no tenga un mínimo de cultura general (que es lo que se aprende en los colegios) que mejor no se acerque a mí. Soy callada, en persona sobre todo, pero no soporto el silencio que llega a ser incómodo, que suele ser más con amigos y similares, con novios o personas que me gustaría que lo fueran, suelo tender más al silencio. Hablando por teléfono o por el msn, no me gusta el blanco que se acumula en las ventanas abiertas, si estoy en el ordenador, o estoy escribiendo o leyendo algo, si estoy en otra cosa (como por ejemplo, escribir esto) prefiero que no me molesten, pero si estoy al msn, quiero “hablar”, y más al teléfono, encima que te cobran, por lo menos di algo.

Uhmm… Os contaría más cosas, pero os daría el poder para hacerme daño y eso si que no lo haré por muy fumada que esté (no fumo). Así que, si queréis preguntarme algo, estáis en vuestro derecho, lo que pongo en duda es que contest.

Ah, bueno lo típico, odio a la gente, en general, me parece la especie más estúpida del mundo y me avergüenzo de ser parte de tal crueldad con los semejantes, la xenofobia es la cosa más estúpida de la que he odio hablar, somos iguales, da igual de dónde vengamos, da igual dónde vivamos, yo soy igual que una persona que tiene la piel más morena que la mía, dadas las circunstancias climatológicas, para él/ella, es mejor tener la piel así, ya que se queman menos. Nunca he entendido la diferencia entre las religiones, son todas exactamente iguales, cada uno con un libro distinto y con un profeta idéntico, que, casualmente nació el mismo día, por favor, quién no sea capaz de ver que es más fácil asentar unas costumbres y creencias sobre otras que ya estaban asimiladas, es una persona que no sabe razonar. Admito y respeto al que crea, pero lo que no admito es que no me respeten a mi por no creer en ningún dios.

Lo único que sucede es que tenemos miedo a lo que no conocemos, y es lo más lógico y normal, por eso nos resguardamos en el poder, e intentamos que los demás estén por debajo nuestro, porque así nos creemos mejores, siendo nosotros los estúpidos que no saben aprender de los demás.

Odio la política, y soy de la opinión de que la ley es una mierda, que hace más rico al que ya lo era y empobrece al que no tenía nada, no hay libertad de pensamiento. Aunque sé que hablo de una utopía que nunca será real, así que a joderse y ver qué coño hace el presidente Rodríguez con el país. Claro, y sus leales (corruptos) ministros.

También creo que los inmigrantes vienen aquí porque les explotamos allí y lo único que buscan es una vida digna, excepto los locos que vienen a matar, violar y vender drogas, que era lo mismo que hacían en sus países. Yo hablo de los que vienen con los papeles en regla y se lo curran para poderse comprar un pisito desde dónde poder ir todos los días caminando al trabajo y ser honrados, viviendo su vida y dejando vivir al de al lado.

Si los salarios de allí no fueran tan bajos y les permitiera poder comer con una sopa y un trozo de pan, pero no, el egoísmo y el egocentrismo de considerar que tenemos derecho a mandar sobre los demás por ser blancos. El ser humano ha hecho cosas muy buenas, pero ha hecho muchas más que han hecho daño y no han servido para nada más.

Por ejemplo, en vez de dedicarse a inventar virus para después vender vacunas y forrarse con el desastre ocasionado, porque no se dedican a investigar cosas interesantes, como algún por qué de los muchos que quedan por descubrir.

Soy una niña demasiado ilusa, lo sé, nada de lo que digo tiene razón de ser en un mundo como el de ahora.

Para quién haya leído esto, felicidades por haberme aguantado.

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Magister dixit [Utopia (Segunda parte)]

Últimamente, he estado pensando en varias cosas, y he llegado a varias conclusiones, que si no habéis llegado, es porque no os habéis puesto a pensarlo, ¿por qué? Porque nos han enseñado a trabajar, no a pensar.

Y gracias a mi queridísimo profesor (Oh, Dios mío, quién no note las connotaciones sarcásticas es idiota), el señor Javier Álvarez, he aprendido, aparte de lengua (algo, muy poco) y literatura (que tengo examen la semana que viene y ni me lo he mirado. La desidia), a pensar en algunas cosas, claro, contagiada por su forma de pensar, que en cierto modo, tiene razón, es un transmisor de conocimiento, y estoy de acuerdo con él, en que están completamente desprestigiados, y eso es problema de la sociedad actual, que ha perdido el respeto, y cree que siendo tirados y arrastrados por Estados Unidos, seremos capaces de vivir, con un mínimo de honor y orgullo, pero los idiotas que creen que el colegio es algo que está desde siempre, y que el profesor es un enemigo, son el tipo de idiotas que hacen que es país no progrese, tenga una número de parados impresionante (porque además, a base de echarla cara, estos sucedáneos de homo sapiens, llegan a lo más alto, véase el ejemplo de los políticos, son tíos, y nunca mejor dicho, que no tienen nada que hacer en la vida, y como es lo más fácil en lo que se pueden meter si conoces a alguien de algún partido, sea el PSOE, que de obrero no tiene nada, o el PP, que con Rajoy, se está yendo a la mierda) y eso es porque no estamos preparados para levantar a una nación entera, que pide ropa de marca, por el mero hecho de ser de marca, porque en realidad, no tienen ni idea de cómo coño se escribe Dolce & Gabbana, Versace, o cualquier diseñador, Chanel, Gucci o pongamos algo como Miss Sixty, (y pongo los más conocidos y famosos). Y la mitad de esas susodichas “pijas” que adoran las marcas, llevan ropa de Zara, es decir, lo más barato y mediocre que puede haber, y bueno… Esa tienda que te vende una camiseta (horrible, que estuvo de moda aquí, en Vitoria, de un puto perro amorfo) Lefties (¿se escribe así?), y es que en realidad, esa ropa no está tan mal, pero lo que más me jode, es que te crees superior a los demás que no les gustan esas marcas por la baja calidad de la ropa. A lo que iba, con esta mentalidad utópica, no vamos a ser capaces más que de volver a la época medieval, a una sociedad estamental más marcada (porque aún sigue estando, y hay clases sociales), y el que es más fuerte, gana, y los de abajo, tenemos que currar, porque al noble le da la gana, y, ¿una insurrección? A ver, no creo que alguien que no piensa, y esté sin cultura, que lo único que sabe hacer es cortar la hierba, sea capaz de organizar una revolución, porque la cultura, la tienen los de un poco más arriba, que se empiezan a plantear por qué coño estamos aquí. De todas formas, no nos falta demasiado para llegar a un régimen comunista, con nuestro amado, presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero (o Zapatillas), que este personaje, es un manipulador (como todos los políticos, con una falacia en la manga) que encandila al pueblo, y éstos, pobres ignorantes, no se plantean qué hay detrás de sus palabras, porque eso supone un gasto demasiado grande de tiempo y de neuronas (como si tuviésemos pocas). Esto, nos viene desde pequeñitos, que nuestros padres siempre han estado detrás, diciéndonos qué tenemos que hacer, y si a ellos les pareció mal que sus padres no les defendieran, y aún no se han dado cuenta de que de no ser por eso, no habría luchado por su trabajo (porque antes, las cosas estaban más jodidas), y no sería quién es, es decir, una persona, formando la intrahistoria(así la llamo Miguel de Unamuno), y ayudando a la sociedad a fomentar la ignorancia (apoyada por los políticos, a los que no les hace nada de gracia que nadie diga una palabra en su contra). Pero éste problema, de la pérdida del respeto y de la ignorancia, no es culpa de nadie, y a la vez de todos. Los padres, vale que quieran lo mejor para su hijo y etc. etc., pero tienen que saber cuál es el límite, y enseñarle, que él te va a solucionar todo, no es la manera más correcta, y mucho menos, ir donde un profesor a pegarle, o a montar un pollo en medio del pasillo del colegio, delante de tu hijo, para que él aprenda que nadie es superior a él, cuando, te estás contradiciendo a ti mismo, ya que tú quieres que te haga caso, y llegue a la hora que le has dicho, y haga los deberes, y apruebe (de una forma o de otra), también, tú mismo te estás poniendo por encima del profesor, porque claro, al ser tu hijo superior a todo el mundo, tú por ser su padre, eres superior a él, y tienes todo el derecho del mundo a hacer lo que te salga de los cojones). Y tampoco me estoy metiendo con que los padres se metan en los estudios de sus hijos, porque, son sus hijos, y quieren que tengan un trabajo, una familia, y que vivas bien, pero hay formas, y formas, que concierten una cita, que acudan de forma pacífica, y charlen con el profesor sobre tus fallos, no tiene nada de malo.

Simplemente, he llegado a la conclusión, de que desde pequeños, nos enseñan una sociedad machista, que se cree feminista, estereotipada y depravada, hasta los límites, y eso, es el problema, que hemos perdido el respeto, y eso desencadena muchas consecuencias, de las que no nos queremos hacer cargo, porque es más fácil decir que ha sido culpa del de al lado, y reclamamos nuestra libertad e independencia, sin saber lo que viene detrás, que son las responsabilidades, y, cariño, las tienes que cumplir, sino, estarás en la calle, con la casa embargada, y con un niño y una mujer que se pirarán a casa de su madre, porque claro, a ella no le has permitido trabajar, eras el hombre de la casa, y tú eras quién tenía que cuidarles y alimentarles, o sea, que por machista y analfabeto, estás en la calle, pasando hambre (porque, claro, tampoco te hablabas con tus padres), y entonces, es cuando te preguntas, por qué coño no estudiaste un poco más de crío.

ESE.

jueves, 12 de noviembre de 2009

La pesadilla de la soledad

La pazguatería fabulosa y preternatural que absorbí con fruición durante los últimos años de mi infancia y los primeros de mi adolescencia, tanto por vía libresca como por incidencia directa de los rayos catódicos sobre mis pupilas, y me niego a citar títulos que sin duda estarán en la mente de todos, dejó algunos estigmas de naturaleza fóbica en mi talante impresionable y asustadizo.

Escribo estas notas con la esperanza de que sirvan para algo más que para dar solaz a aquellos que disfrutan con el horror ajeno. Me gustaría que este relato fuera tomado como un sincero mensaje de advertencia, que haciendo un ejercicio de concreción sería algo así: tened cuidado con lo que teméis pues puede hacerse realidad.

Dadas estas consignas, aventurémonos ya en los horripilantes detalles de este relato que trato de narrarles mientras aún me quede un soplo de aliento y no se agote la batería de mi ordenador portátil, a través de cuyo teclado voy escribiendo el mismo:

Un terror que me ha acompañado siempre y que si bien lograba vencerlo por temporadas, en otras renacía con vigoroso encono en el afán de turbarme, es el del ascensor que en lugar de detenerse en la planta baja, tal y como yo lo solicitase en el momento de manifestarse la pesadilla, continuase descendiendo por tiempo indefinido, llevándome hasta los abismos de la locura.

Me llevaba esta neurosis en su momento álgido a contar los pisos por los que iba descendiendo en el armatoste de hierro, y cuando llegaba al cero, un instante antes de la detención, se me agarrotaban todos los músculos del cuerpo y se me crispaba la expresión facial de manera admirable, pues en este estúpido gesto parecían sintonizarse los músculos, nervios y tendones de mi cuerpo con los engranajes de la maquinaria, y de alguna manera, no sé cuál iba a ser, querían contribuir al frenado de la cabina metálica. ¡Con qué alivio salía de allí!, ¡qué fresca me parecía la brisa de la mañana!, ¡cómo disfrutaba del rugido del tráfico!

Con frecuencia olvidaba la existencia en el inmueble de dos plantas subterráneas que tenían las funciones de parking y a las que se accedía a través de una llave especial, de la cual carezco. Digo esto para que puedan imaginarse mi rostro desencajado y el erizamiento de mis cabellos cuando el ascensor seguía descendiendo más allá de la planta baja, pues algún vecino se me anticipaba desde los subsuelos en la llamada del artilugio elevador. ¡Qué alivio cuando entraba la del quinto cuarta con la bolsa del supermercado, envuelta en una aureola de perfume!, ¡qué bella era su sonrisa, otrora brujienta y hostil!

Pero un día, quizás haya ocurrido tan solo hace unos minutos, no sé, el tiempo es una dimensión con la cual tengo la impresión de haber roto cualquier tipo de relación, un día, digo, al entrar en la cabina vi, insertada en el cuadro de mandos, una llave de color plata, como lo son la mayoría, una llave, por tanto, normal y corriente.

Como estaba atravesando por una etapa de aletargamiento de mis aprensiones, en concreto la del ascensor infernal, descensor sería más apropiado, giré la dicha llave por ver de descender hasta la planta del parking que se correspondía con la clavija en la que estaba insertada, a ver si estaba a tiempo de encontrar al propietario de la misma y devolvérsela, y también con objetivo de superar de una vez por todas mis ridículos miedos.

Pues resultó que llegada la cabina a la primera planta subterránea no se detuvo, ni tampoco en la segunda, por más que se crisparon mis músculos faciales y por más que aporreé con todo mi ser los portalones metálicos, a través de cuyos ventanucos ovalados continuaba manando con intermitencia la luz de los rellanos, ¿de qué rellanos?, ¿qué luz era aquella?, por más que gritara, que pulsara el timbre de detención, que hiciera nada, aquello seguía bajando, ¿adónde?

Víctima de un paroxismo de histeria y estupor caí en desmayo, y, comoquiera que fuese, al recobrar el entendimiento comprobé que el habitáculo de hierro seguía hundiéndose en las entrañas de la tierra, pues así lo delataba una suave sensación de caída y un leve temblequear del vehículo de marras, ya que, por otra parte, había cesado de anunciarse el intermitente fulgor de los rellanos y ahora, a través de los exiguos ventanucos se podía vislumbrar la más absoluta oscuridad, en la medida de que ello fuera posible.

Como ustedes comprenderán, volví de inmediato al histerismo más desesperado, y se fueron sucediendo etapas de desmayo y de crisis nerviosa alternativamente, hasta que, intuyo que pasado mucho tiempo, no sé si por agotamiento, o por colapso del sistema nervioso, o por algún oculto mecanismo de defensa de la mente humana, recobré mi presencia de ánimo habitual y traté de hallar una respuesta lógica, lo cual me fue del todo imposible. Dado esto, y ante la perspectiva de lo absurdo de mi situación, comencé a reírme como jamás lo había hecho en la vida, tanto que llegué a notar como crujían las ternillas, fenómeno que se conoce por desternillarse; pero, al punto noté una nueva vicisitud: me resultaba imposible escuchar mis carcajadas, ni oír las palmas que daba contra las láminas férreas de la cabina, en definitiva, era incapaz de registrar sonido alguno, lo cual no hizo sino acrecentar mi ataque de hilaridad, sobre todo al observarme en el espejo de la pared, que devolvía mi figura de cintura para arriba, agitándose compulsiva y silenciosamente, como en una pantomima de la mejor escena cómica de Buster Keaton, ¡casi vomito de la risa!

Una vez superado este acceso irrisorio, supongo que entregada ya la razón al desquicio, y el ánimo a la desidia que provoca el caos absoluto, pasada la risa, digo, extraje del maletín que me acompaña al trabajo siempre, un diario y unos sándwiches de atún envueltos en papel de aluminio, y me entregué al devoro de aquello, unas cosas con la vista, claro, y otras con la boca; aunque no crean que siguiendo en todo el momento el criterio habitual de un individuo cuerdo, pues lo mismo daba una dentellada a la sección internacional que trataba de leer en el envés de la rebanada.

No he indicado aún que mi reloj se había detenido, y pasaba el día y la noche, o lo que yo creía que eran días y noches, pues no hay nada que no perturbe más que la desorientación horaria, calculando el tiempo que podía haber pasado desde que me metí en el maldito ascensor, y así me figuraba yo que era de mañana, de tarde o de noche.

Procuraba dormir todo el tiempo posible, aovillado en un rincón, el opuesto al que había reservado para mis excrecencias, ya que durante el sueño me evadía la pesadilla, sin embargo al despertar me daba de bruces de nuevo con el horror de mi situación y comenzaba otra vez todo el ciclo histérico-hipoglucémico.

Me miraba en el espejo y lo que veía me producía más terror aún, pues si bien el reflejo era perfectamente fiel a mi imagen, había algo en él que resultaba diabólico, sin saber con certeza qué cosa era, tal vez un brillo malicioso en la mirada, un rictus en los extremos de la boca con cierto empaque satánico, no sé..., así que por fin decidí destruir el maldito espejo, que ya me resultaba insoportable. Lo golpeé con los puños hasta sangrar, después destrocé el maletín contra él, incluso la emprendí a cabezazos; pero la superficie lisa que devolvía una imagen satánica de mí mismo continuaba imperturbable, por lo que en un acceso de locura fui a golpear con todas mis fuerzas con mi maletín contra el fluorescente, consiguiendo así quedarme totalmente a oscuras.

Supongo que aún me cabía la esperanza, de encontrarme en un sueño, y de que en cualquier momento despertaría, bañado por el sudor frío que provocan las pesadillas, en mitad de mi dulce y apacible colchón. Por ello saqué el ordenador portátil, también del maletín, cuya luz me ha acompañado hasta ahora, y me dedicaba a ratos a hacer números con la calculadora: que sí la velocidad media de un ascensor fuere de un metro por segundo, que sí entonces recorrería ochenta y cuatro kilómetros al día, que sí dados estos parámetros tardaría unos setenta días en llegar al centro de la tierra... ¿y cómo iba a saber yo adónde me dirigía, si es que estaba viajando a algún lugar?, ¿había quedado atrapado quizás en una burbuja espacio-temporal donde un fragmento de tiempo se repetía infinitamente?, ¿habría cruzado definitivamente el umbral de la majadería y todo aquello no era más que fruto del delirio?

No sé, ya nada más puedo decir de mí, solo que la batería de mi ordenador está agonizando, que pronto quedaré sumido en la más profunda desolación, en la más angustiosa soledad. Así que aprovecho las últimas gotas de energía para terminar este texto, haciendo hincapié de nuevo en que mi objetivo es, caso de que pueda llegar alguna vez a manos de alguien, pedir a viva voz a cualquier persona que pueda llegar a leerme que: TENED CUIDADO CON LO QUE TEMÉIS, PUES PUEDE HACERSE REALIDAD.

Andrés Sánchez R.

lunes, 26 de octubre de 2009

Ensayos de una psicótica

En primer lugar, quiero dejar clara mi postura, y para desgracia, soy alguien de convicciones bastante fijas. Creo que sin el amor seríamos unos seres horribles, sin sensibilidad, capaces de matar a nuestra madre y sin derramar ni una sola lágrima, es decir, un ser repulsivo y repudiado por todos. Creo que la sociedad existe por los sentimientos que nos unen, como el cariño, el tipo de amor que tenemos por un amigo, hasta por un libro, o ahora, la gran mayoría por ese aparato inventado para la política y vanaglorio de los éstos… ¿Humanos? Me da vergüenza considerarme lo mismo que ellos, cuando solo hacen daño a los demás, ladrones que buscan poder a base del trabajo de los demás, zafios parlanchines de feria que mienten a las masas estúpidas y ellas, creyendo a pies juntillas lo que dicen, les adoran y les votan. Me salgo del tema, lo sé. Siguiendo… El amor que une a una pareja y juntos deciden tener hijos, aunque me llama la atención una cosa, antes era más fácil encontrar el amor o simplemente la gente era más conformista y al encontrar a alguien mínimamente especial, con un par de gustos afines, ya era el amor de tu vida. No tengo ni idea de cómo era lo que pasaba antes, según nacemos nos obligan a tomar una pócima para que cada vez sea menos fácil encontrar a alguien, o a base de la cultura (la mínima en muchos casos) nos hemos hecho más inconformistas, y buscamos la belleza utópica de la bella durmiente, los hombres encuentran a una joven guapa, que les atrae físicamente, y creen que es perfecta, pero seguramente será una estúpida integral, y ella, oh, ha quedado eclipsada por un príncipe, le ha besado y a ella le ha gustado, y se cree que por besar bien, es perfecto. Complejo de Peter Pan. No querer crecer para conservar la belleza que atrae a ese chaval engreído.

La belleza acaba, y lo único que alegrará tus días será una mujer o un hombre que te hable, y siga siendo igual de dulce y romántico, a los cuarenta, o a los ochenta. Con respecto a esto, también me llama la atención la apariencia de felicidad de las parejas que llevan siendo conyugues desde los quince años, y nunca se han dejado de querer, les miras cogidos de la mano, andando por una calle del centro, siempre con gente, en verano, a las 12 de la noche, que han ido a cenar, y ves en sus miradas amor, no un amor idílico y abstracto, sino un amor palpable, que se nota en el ambiente, por el contrario, ves a dos jóvenes, a la misma hora, en un par de calles más alejados, en los bares del casco viejo, ebrios, comiéndose con los ojos, viendo deseo en sus miradas, simplemente un calentón de una noche, y al día siguiente, quizás ni se acuerden de nada, o quizás sí, y se arrepientan. Quizás era que antes eran más religiosos y consideraban el divorcio como un sacrilegio y ahora la sociedad estúpida que se cree atea, no le tiene miedo a ese tipo de cosas… Tampoco sé. Hablo haciendo hipótesis, al igual que los científicos del principio del mundo, pero yo de algo más cercano, en el pasado y en el presente, dos tiempo siempre unidos por algo en común. Yo no quiero mi futuro, deseo repudiarlo hasta el punto de que no vuelva, rígido, sentada siempre a la izquierda de alguien sin imaginación, que me utilice simplemente para yacer muerto del placer sobre mí, mientras mi alma llore por haber sido una esclava del compromiso que todos tenemos ligados al cuerpo. Amantes eternos condenados a los impulsos y a una triste vejez de silencio. Yo quiero esa felicidad que se puede rozar con el dorso de la mano en cada momento que se comparta con alguien, conocerle cada rincón de la cabeza, pero que jamás terminé de sorprenderte con cualquier cumplido, halago, lo que sea. Una rosa cualquier día de la semana, no un sábado ni un domingo, sino un miércoles, que esté feliz de haberme conocido, y decida hacerlo más presente aún. Quizás sea una cursilada romanticona, pero a mí me gustan. O simplemente un cuento, sí quizás me esté poniendo al nivel de una niña pequeña que desea y pide encarecidamente a su padre que le cuente una pequeña historia de princesas antes de irse a dormir. Pero no, no es eso, es algo distinto al amor que sientes por un padre, no es lo mismo que el amor y la pasión entrelazados formando una orgia de sentimientos y comeduras de cabeza. La vida son una seria de purgas por las que hay que pasar, así como la educación secundaria obligatoria lo es de bachiller, y claro, un par de pasos más allá de la universidad. El primer amor, ese que siempre tenemos entre los doce o catorce años, nos da más o menos una idea de cómo serán nuestras relaciones, pero claro, adaptadas a la edad, aunque ahora, hay una avanzadilla que lleva mucha ventaja a los demás que seguimos a la zaga, esperando el momento idóneo para atacar, mientras que los de delante, están preparados siempre para atacar y matar a su paso a todo lo que se mueva por el viento, sin ni siquiera fijarse en si es una flor o un sapo. Quizás los últimos sí se detengan a observar la belleza de la flor y meditar si el sapo es tan horrible o simplemente un incomprendido más de la naturaleza que no encaja en unos cánones establecidos por nosotros, sin contar con nadie más. Pero sí, hay alguien que los mira, que determina si es un engendro o una criatura fantástica, claro, depende de los gustos, a algunos les gustan las ardillas y a otros las serpientes, no tenemos porqué coincidir, de hecho, si lo hiciésemos en todo, sería una sociedad terriblemente aburrida y monótona, además de no pensar no podríamos movernos con libertad, ya que no habría libre albedrío, es decir, en vez de ser humanos, seríamos algo más parecido a robots, pero en cierto modo, la comparación no es tan mala, porque todos tenemos unos valores, unas normas a las que nos atenemos, o por lo menos es así en la mayoría de los casos, quizás algún psicópata homicida no, pero la excepción confirma la regla. Y como siempre, me salgo del tema. En fin… Lo que quería decirte, a parte de un muy, muy largo etc. es que te quiero, mucho, y no tengo ni idea de cómo, porque eres la persona a la que más defectos soy capaz de sacar, pero sin ningún sentido, y no me convencen de dejar de quererte de la forma que lo hago. Y bueno, ya me puedes creer o no, eso es cosa tuya, pero yo ya desisto, no quiero seguir jugando, si quieres cambiar las reglas y hacerlo más especial, adelante, pero hasta entonces, paso de los tirones y descalabros que sufre mi cabeza cada vez que me dices algo, cualquier cosa es capaz de hacerme pensar hasta el punto de no dejarme dormir, el quién, qué, cuándo, dónde y por qué son mi sino.

...

ESE.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Ven...

Ven, báñate conmigo en el Rihn, ahora, en el horizonte de esta noche en que la corriente de vino me llevaba hasta tu piel, donde termina el río y empieza mi deseo, bajo la cascada de tu esencia hecha un ovillo de perfecta necesidad...
Te deseo, amor.
Sobre esta tumbona, flotando al sol, bronceando mi deseo, la vida parece tan diáfana que me dejo creer...Creer que el azar es un Dios caricativo, que une corazones afines para tocarse. Me desbordo por las costuras y amo todas las imperfecciones, incluida tu ausencia. Creo que un hombre y una mujer se pueden salvar solo por haberse conocido.Y te mando todos mis ángeles, morenos, ebrios, para que te quieran cuando menos te lo mereces, porque es cuando más lo necesitas.
Sabes cómo turbarme.
Detrás de tu aparatoso silencio, el deseo es tan puro como el aire a tres mil metros de altura. Es en tu intensidad, en tu verdad, terca y dura, donde se te ven las costuras del corazón. Y tu abrazo se me hace un lugar perfecto para volar y morir...
El arte de perder. Lola Beccaria.
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Delirios del coma etílico
Mi amor, vamos a tomar un café. Sentarnos, mirarnos. Provocarnos. Me pasaría mil vidas mirándote, una me parece insuficiente. Necesito más. Todo. Quiero recordar cada pliegue de tu piel. Cada sonido que emites al notar mis caricias. Mis arañazos. Me hace daño. Sí, el dolor de no poder tenerte siempre a mi lado es inmenso, y siento como se quiebra todo y no me puedo entregar a nadie para que salve mi vida del terrible grito que desgarra cada célula de pasión. Consumes mi alma, te la tragas a miradas. Tus besos me incitan a pensar en el paraíso, en lo idílico de tus abrazos. En lo quimérico de tus caricias... Dame el éxtasis de cada día, necesito drogarme con tu piel y así poder seguir despellejando la realidad a sorbos de un café amargo.
ESE.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Air

Efectos del aire.
Alguna vez te ha pasado, estabas feliz y por una efímera circunstancia, o quizás ni eso, palabra, tu felicidad se derrumba con un nombre común, en boca de alguien demasiado alejado. Quizás sí, quizás has sentido lo que es sangrar licor, sola, en una calle sombría. Desesperada por ver alguna luz brillar en el paraje desolado, desértico en el que se encuentra tu cabeza. Exasperada. Gritas, lloras y desgarras el tejido mismo de tus sueños. Hasta el punto de odiar visceralmente al causante de todos tus deseos. Mueres por verle sonreír; mueres por verle decir algo dulce, quizás empalagoso sería perfecto, y no las palabras que te dedica. Mueres de dolor. Sí, quizás sea todo lo que tú dices. Quizás tengas razón, o quizás me mientas. ¡¿Qué coño quieres de mí?! No aguanto más el tirón, mis sentimientos se estiran y quiebran con una sola nota entonada en un acorde demasiado alto. Quizás solo sean cavilaciones de una pobre sobria que se abstiene de caer en el vicio, en la esclavitud desmedidamente temprana. Quiero marcar yo el tiempo, y que se mida en besos, no en minutos odiándonos, humillándonos. No te pongas ropa, no quiero más fachadas. Quiero verte en una desnudez virginal y sentimental. Y sé que es estúpido y que no puedo someterme de esa forma al dolor, pero es una repugnante realidad, que me abraza todos los días desde que le conocí.
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ESE.

viernes, 21 de agosto de 2009

Último ballet



Mis pensamientos queman las arterias mientras mi cuerpo se mueve en una odiosa danza macabra; la llaman vida.
El cristal se rompe y se clava en mi cara,
Deformándola hasta que solo son esquirlas.

Mis pies sangran,
Demasiado tiempo de puntillas.

La actuación para.
Alguien por algún lugar está en coma.
Han destrozado mi danza.
¿Quién? ¿Qué ha pasado?
¡No! ¡No puede ser!

Georgina…

Todos tienen una mueca en la cara,
No de lástima, sino de asco.

A mí solo me parecen repugnantes risas sarcásticas.
Todos miran mientras su corazón se para…
¡No, por favor!
Espérame…

No puede.
Su cuerpo convulso solo parece una suave flor marchitada,
Solo se ve que sus ojos se apagan…

Te ame y te sigo amando.
Tu muerte no nos separará…
Eras mi profesora, y nunca me diste la última lección…

Te extraño.