Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Feliz Consumo.

Primero, felicitar a mi querido lector (el aire que me oye pensar), esta época de consumo, en la que, si fuera más prolongada, seguro que haría que se resolviese la crisis del último país europeo aún en recesión.

Pero bueno, no actualizo sólo para criticar (más aún) la política de ese idiota que tenemos presidiendo el Gobierno, sino para desahogarme un poco.

Tengo problemas, varios, pero sé que a nadie le interesan, ni siquiera a mi querido y único oyente, así que, dejaré divagar un rato mi cabeza por algún lugar, pongamos Barcelona.

Eduard (no el idiota de la película de Crepúsculo, ese actor que seguramente no sabrá cuándo son uno más uno, y se creerá el rey del mundo sin ayudar a progresar, igual que los futbolistas).

¿Qué hará en estos momentos? ¿Dormir y soñar? ¿Pensar estando en vela?

Poco probable que esté despierto. Mañana trabaja. A las 6 en pie.

Pero, ¿estará bien?, ¿tendrá una cama donde dormir arropado por mis desvelos, o quizás haya elegido la manta tejida con mis sueños?

En otro lugar de España (no necesariamente la península), Jordi.

¿Estará pensando en mí? ¿En qué es lo que ha hecho mal para conseguir mis típicas respuestas cortas, frías y muchas de ellas sarcásticas?

Tu error, fue colgarme cuando más necesitaba hablar, porque tus estúpidas ganas de saber desembocan en el orgullo, y a ti, sabes que no voy a someterme.

Puedes decir que soy una zorra, que soy una ignorante, todo lo que te dé la gana, pero soy yo quién lee, quién estudia de verdad para algún día tener una carrera y ganarme la vida con algo mejor que lo mínimo.

Si no eres capaz de aceptarlo, mejor que tú te vayas por tu camino, y yo por el mío. Sin ningún problema.

Y bueno, algo que escribí hace poco, por no decir hace unas horas;

Ahora sé un poco mejor lo que se siente al ser adicta a tu voz, a tu imagen… A ti.

Y me puede. Y me desgarra el no poder sentirte. Y saber que mis posibilidades de verte son inexistentes. Y que mis voces van al aire que nos separa; un aire opaco, contaminado, que me prohibió verte, rozarte, probar el sabor de tus labios, lamer cada resquicio de tu alma y desear con locura tus escasas palabras, tus largos silencios…

Quiero conocer cada rincón de tus brazos, cualquier lugar de tu cuerpo donde pueda esconderme si tengo miedo de mí misma, donde pueda huir y olvidar lo mucho que deseo tenerte cerca de mí…

ESE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.