Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Enero

Hace dos sábados cené con una persona muy querida y con su madre. Plantearon, entre otros, el tema del cristianismo frente al ateísmo frente al agnosticismo.
Quizás no lo haya demostrado nunca, por miedo a estar en el otro lado de mis propios argumentos, pero envidio a los creyentes, y de verdad he intentado creer. Me di cuenta el otro día, el martes pasado, saliendo de clase acompañé a una amiga al oratorio, más por curiosidad (no lo había visto nunca) que intención de orar. En realidad, me fui al verlo. 
Esto me dejó pensando en las diferencias entre su forma de introspección y la mía. Ella en ningún momento se sentía sola, concretamente en esos momentos más íntimos contigo mismo, y yo es en esos momentos cuando especialmente me siento sola. Llevo casi siete años intentando creer. Buscando alguna razón para hacerlo, y quizás sea ese mi problema, que intento encontrar una razón cuando debería simplemente sentirlo.

(Se quedó en borradores, es de principios de enero de este año)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.