Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

martes, 6 de marzo de 2012

Charlotte.

La única forma de parar de llorar era ahogarme con mis propias manos. 
Cortar el suministro de aire y marearme. 
Caer, desmallada, para volver a llorar al despertarme.
La realidad era algo que no quería conocer, 
pero sabía que no podía evitar.
Las palabras corrían veloces por mi cabeza,
pero jamás lograría plasmar tanto dolor.

Un dolor que olía a vacío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.