Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

martes, 29 de abril de 2014

Don't call me baby.

Hoy he dormido mal. Con una palabra en la cabeza y unos cuantos más pensamientos sin forma (así es mi cabeza, como una nube de todo liado que salta de una cosa a otra, formando una maraña de vapor).
Vietsito. Me sentía bien por esa palabra, que probablemente solo significa algo para mí, y para él.
Me hace sentir bien, él, con su voz. Me hace ser feliz al recordar que fui capaz de poner de mi parte para conseguir algo que el corazón me decía que buscase. Por una vez, le seguí, y me moría de vergüenza porque mi cabeza decidió que era una estupidez.
Quizás su voz simboliza para mí el éxito de dejar de lado por un momento mi cabeza y seguir mi instinto.
Quizás, quizás, quizás. Mis entrañas. Mi corazón. Mi alma. Toda esa mierda que te hace hacer cosas porque sí (cómo odio esto).
Hoy he ido a Correos, a iniciar en el té a un amigo. Y he visto a un tío que cojeaba, como él, como P. Me ha dejado helada, pero he necesitado salir corriendo detrás de él. Decirle la locura que era todo eso, decirle que le invitaba a un café con mis dos escasos euros. Y hablar con él.
Pero no he podido. Me he quedado quieta, sentada, asustada. Faltaba poco para hacerme una bolita en el suelo y ponerme a llorar.
Ha sido tan jodidamente fuerte esa sensación, era como un hilo que me tirase del pecho hacia él, y lo he cortado, por mí, porque no soy lo suficientemente valiente como para hacer algo, como para dar el paso a algo desconocido.
Soy una cobarde.
Mi turno. Y él se acabó. Pero su mirada sigue clavada en mi alma. Igual que el chico de la grulla. A los que jamás me atreví a hablarles. Por vergüenza. Porque me siento mal conmigo misma.
Porque odio cada cm de mi ser y creo que no tengo nada que ofrecer.
Quien sabe si el azar me pone a prueba, dejándome al alcance de mi mano gente con la que hablar, con la que compartir lo que sea. Como si confiase en que yo seré capaz de hacer algo.
Y vuelvo a perder oportunidades. Cerrando puertas, ventanas, y resquicios. Cualquier hueco por el que podría entrar algún rayo de luz.
Pero dio igual. Seguí sonriendo, siendo amable. Intentando parecer que estoy entera, mientras mi cabeza, mi alma, mi ser, mi algo se iba resquebrajando.
De verdad que intento ser amable, pero es llegar a casa y ver el odio en la mirada de mi compañera, y me derrumbo.
Pero me consuela saber que por lo menos, no le soy indiferente. Me siento importante al saber que piensa en mí, aunque sea para desearme la muerte.
Pero él, considerar amigo a una persona, y que te digan que tú no eres nada… Duele.
Puta indiferencia.

Puta vida, vida sin fuego. ¿Sobreviviendo? Sobremuriendo. Quiera Dios soplar estas cenizas.
"The rain will come, right before the sun shine" Cry, baby, cry. Santana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.