Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

domingo, 23 de diciembre de 2012

S. C.

Son las tres de la mañana, el tic tac de los ronquidos del de la habitación de al lado me matan.
Quiero contar el tiempo a caladas, y que la última sea tu nombre encriptado en baladas (mejor balas).
Directas, concisas y sumisas entran en el cráneo de algún niño muerto en el arcén de los sentimientos.

Quizás sea mejor desaparecer.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.