Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

No compito, conecto.

Hace tiempo que no suelto una parrafada impresionante por aquí, y pensé que ya iba siendo hora.
El 1 de septiembre empecé la universidad. Todo bien, con ánimos y con miedo a las novatadas.
Sinceramente, a mí el miedo me llegó cuando ya estaba delante de las veteranas, por lo demás, estaba tranquila.
Contaré eso que a todos nos asusta al principio, como yo lo pasé y como lo pasaron las demás.
Cuando primero lo mío, que fue corto.
El segundo día en la residencia, las monjas nos hicieron cerrar las ventanas, las persianas, las puertas, todo, antes de las 11. Sabían que iban a venir los de Larraona, la residencia de al lado de chicos a molestar. Y así lo hicieron, había muchísimos novatos y unos cuantos veteranos. Cantaban, nos decían que éramos unas sosas y cosas así.
Cuando ya se fueron, las veteranas llamaron a nuestra puerta y nos hicieron levantarnos a todas, e ir al segundo o al cuarto piso, con el pijama y el sujetador por encima. Nos sentaron y nos numeraron.
Lo demás fueron pruebas. Nada graciosas, sinceramente. Yo no pasé por ninguna, tenía muy claro que no iba a humillarme de tal forma.
Si fallabas, que siempre hacías todo mal, te metían en la ducha, y te echaban agua fría y Cola-Cao por encima, o sino, te estampaban un huevo en la cabeza.
Yo me cansé, era demasiado patético y me fui a mi cuarto.
A las demás, que les hicieron dejar las puertas abiertas, les cogieron el colchón y se lo llevaron a otro piso, y cosas así.
Al parecer, eso pasó a las que habían estado en el segundo piso, en cambio, en el cuarto ocurrió de forma distinta todo.
Las veteranas del cuarto piso hicieron pruebas menos humillantes, no mancharon a nadie, sino que daban los huevos para que se cuidasen. Todas se lo pasaron mejor, al parecer.
Luego llegaron las novatadas conjuntas, con Larraona, en un parque de a saber dónde.
Yo no fui. Había quedado con una amiga y nos fuimos al Corte Inglés a que se comprara maquillaje.
Otra de mis amigas fue. Habíamos quedado con ella, y estábamos preocupadas, a punto de llamar a la policía pensando que le había pasado algo.
Nos contó que le habían hecho hacer una carrera rodando por encima de los novatos de Larraona, a los que, previamente, les habían embadurnado con nata y miel. También le hicieron pelear contra otra/o con una trucha (creo que dijo). Le tiraron a una fuente y ya no recuerdo qué más dijo.

Dejando las novatadas a parte, que solo sirven para acojonar a los que vienen después, hablaré de mi corta experiencia en la universidad.
De momento he faltado a muchas clases, por encontrarme mal.
El tiempo es horrible y me marea, me cansa muchísimo más de lo que debería y todo ello hace que no puedo ni andar.
Por lo demás, las clases son interesantes.
He tenido ya un examen y el lunes tengo otro.
A ver qué nota saco... Salí con un buen presentimiento, pero nunca se sabe.

Aquí el tiempo se hace más largo, como si el calor dilatase los segundos.

No hablaré de la gente, simplemente no hay nada que decir que la gente no se imagine.

No he encontrado a Jack. A. tampoco a Hugo. Esto empieza a ser horrible.

Un beso.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.