- Diecisiete, ¿no?
- No, papá, tengo veinte años. ¿Recuerdas que estoy en la universidad?
- ¡Ah! Sí, es cierto. Bueno, y, ¿qué?
- ¿Sabes esa frase que decís siempre? ¿La de que cuando me conviene soy mayor y cuando no, soy una niña?
- Sí, claro.
- Pues ya no volveré a ser nunca una niña.
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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.