Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Radical.

A veces me gusta ver romances, películas románticas en donde las situaciones adversas parece que terminan con un buen final. Comedias, sin risa. Y aún así, es un final que me hace sentir radicalmente sola.
Quizás el saber que hay esperanza de encontrar a alguien con quien compartir la vida me haga verlas, pero luego, al final, me veo sola y desencantada. Desilusionada porque, aunque vea todas las películas que quiera, seguiré sola.
Han pasado cosas, acontecimientos horribles que me han hecho reflexionar. Nadie entiende lo abandonada que me he sentido, no solo por individuos, sino por toda la humanidad. Nadie entiende por qué me acuesto y lloro hasta dormirme, porque solo alguien que está solo como yo lo entendería.
Es cruel por mis dos amigos, a los que adoro, pero que no saben de qué hablo, por suerte.
He huido a casa, buscando compañía, y solo he encontrado más desasosiego. He buscado encontrar paz en donde solo habita la guerra.
Me siento como una mariposa en un incendio. O una polilla, lo mismo da. Intento batir mis alas, pero estas arden y caigo, aunque pueda volar.
Quizás sea demasiado exigente, o quizás no soporte a nadie demasiado tiempo. Quizás es mi culpa estar así.
Creí tener alguien, cerca, muy cerca, mucho más que nadie. Que no podía hablarme, simplemente estaba, existía, o eso creía. No era una ilusión, sino que tenía en la frente grabada la palabra desgracia.
Ese alguien inexistente me hizo darme cuenta de lo vacías que están las relaciones. En lo poco que importa otro cuando el yo existe. Luego cantaremos nuestras propias alabanzas a la humildad, y nos coronaremos con flores, o palabras, buscando la envidia de otros, el 'yo tengo más'.
En realidad la autoestima y el ego son contrarias a la humildad. Solo alguien destrozado internamente puede ser humilde y no fingir serlo. No es un virtud, es una condena, con unas cadenas muy pesadas.
Entendí ahí la radicalidad de la soledad, del individualismo, de la libertad. Pensé en 'mi libertad acaba donde empieza la tuya' y se me hizo evidente el ansia de expansión, avasallando la del de al lado. Pero otro detalle es el hecho de que, cuanto más grande sea nuestra libertad, menos contacto tendremos. Creeremos poner en peligro ésta cuando alguien se nos acerque. Una relación conlleva responsabilidades, se coarta el 'hago lo que quiero cuando quiero' tan predicado ahora con la bandera del 'carpe diem', solo que nadie estudia a los clásicos, no saben de qué trata, solo lo intuyen, con sombras deformadas doblemente, primero, la pared, luego, la pantalla del móvil.
Estoy cansada. Hay veces que creo ser optimista, me levanto pensando en que será un buen día. Pero no. Se hace patente que nadie entiende esto. La sociedad actual crea monstruos egocéntricos que buscan poder sin comprometerse, no importa a quién destroces por el camino mientras hayas logrado lo que quieras, eso sí, con el mínimo esfuerzo, porque las cosas vienen solas.
Y es verdad, el destino, si es que existe, hace fácil lo que debe ser, y difícil lo que no debe ser. Aunque todo esto depende de nuestra voluntad. Como todo, la versatilidad de las palabras, haciendo todas ellas subjetivas. Como subjetiva es cualquier expresión de ellas, entrando en primer lugar en todo pensamiento humano.
Siempre he querido escarpar. No quiero encajar, me revuelvo ante situaciones a las que nadie da importancia. Puedo llorar viendo las noticias y me llamarán estúpida. Está socialmente aceptado el dolor en los que están lejos, pero nosotros no seríamos capaces de soportarlo. Y quién sí, sin traumas de por vida.
Me reconforta el hecho de que todos moriremos. Y moriremos igual. Solos.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.