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aquí nadie reza.

lunes, 16 de junio de 2014

Db.


"No le busques explicación pero mi corazón palpita"

No sé qué me pasa. Ahora todas las canciones parece que hablan de él. Es tan jodidamente absurdo que asusta. Tío, podría haberse ido sin decir nada, pero esa última conversación fue la que me hizo darme cuenta de lo que estaba echando a perder. 
Ahora solo me queda releerla, esperar que vuelva.
¿Y si no regresa nunca?
Ostia, joder, es que no soy capaz de pensar en qué pasará dentro de unos meses. Y no sé qué hace sentirme mejor, la idea que quizás le olvide, o que nunca le conseguiré olvidar, y algún día tendré los cojones de llamarle y pedirle que vuelva, y entonces estamparme con el no. ¿Y si es un sí? Entonces, ¿qué? Volver a lo mismo, a estar jodidos por la distancia, por la falta de confianza.
Echo de menos cosas que echaba de más. Sus silencio antes me enfadaban, y su respiración era el mejor sonido que he escuchado nunca junto con su sonrisa.
Saber que sonreía. Tío, es que la mera idea de verle sonriendo me hace sonreír, y luego llorar al saber que no está en mi cama.
Es que no sé cómo describir la sensación de haber perdido a la persona más importante que he conocido. Es como si faltase algo, como si hubiese un hueco enorme en algún sitio, ya sea de mi cabeza o de mi corazón, o de ambos.
Buscaba más clavos que sacarme, pero tío, es que ninguno caló tanto en mi alma. Y, ¿qué sé de ti? Y, ¿tú qué sabes de mí?
Igual es ese misterio el que me intrigaba, que me descolocaba. El no saber cómo iba a reaccionar, que todo fuese nuevo, ir con cuidado, pensando todo, y a la vez dejándome llevar por su voz.
Escucho los temas que él me pasó pensando estúpidamente que él los escuchará también, como si me fuese a unir algo a él, ¿sabes?

Dejaría y daría toda mi vida por estar con él. Por hacerle sonreír. 
Igual en otra vida.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.