Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Charlotte. Visceralmente.

Estoy mareada y tengo nauseas. Es un dolor de cabeza continuo.
Quizás porque ha vuelto a fracasar otra relación, ni siquiera por mi culpa, pero yo siempre soy la culpable, y ya me da igual.
Volveré a escuchar los problemas de todos y cuando yo necesite a alguien que me escuche, me interrumpirán con los suyos, por mera costumbre. Nadie sabe escuchar sin más, sin meterse de por medio. Después de mucho tiempo y autocontrol, lo conseguí. Conseguí dar la suficiente confianza como para que, según me conoce alguien, me cuente por qué está mal. Pasé de ser un fantasma a una persona de confianza a la que poder contar los problemas, todos, porque va a escuchar sin meter los suyos de por medio. A veces me gustaría alguien que me escuchase como lo hago yo, y que al final, me diga "No te preocupes, pequeña" y me abrace, sin más. Solo eso.
Es una jodida competición, a ver quién está peor. Y ya estoy cansada.
Quería empezar algo nuevo, en donde yo también importase, que mi opinión contase para algo, poder formar yo algo. Pero ya venía hecho de fábrica y no había nada posible que montar.
Estoy triste, porque es un fracaso tras otro, y aunque siempre está por mi cabeza el mejor consejo que he encontrado en los libros, no consigo hacer que desaparezca esta sensación de vacío existencial. Luego me doy cuenta de que valgo para algo. Para escuchar.
Quizás escribo para mí pero para llamar mi propia atención. No es falta de confianza. Podría estar con quien quisiera, soy consciente de ello. Pero lleno mi vacío a base de palabras de otros, en vez de llorar yo, lloran por mí. Creo que me hace falta una semana horrible en la que estar en posición fetal toda la noche, levantarte porque tienes sed e ir al baño, y volverte a intentar una muerte cerebral. Que cesen esas voces que te cuentan tus propios problemas. Sabes que debes levantarte, mirar al mundo, y decir "Hasta aquí". Pero esa semana no te la quita nadie.
Es el vacío del fracaso. Una segunda relación con otro chico, distinto al anterior, más simple. Pero yo soy demasiado complicada, no consigue entenderme más allá de mis movimientos. Toda la comprensión es física, y ni siquiera esa es total. No sabe qué me gusta, qué me molesta, no lo entiende. No me quedo quieta precisamente porque me guste que me muerda y me haga daño.
Lo peor es la culpa, saber que fue él el primero que consiguió cabrearme con sus chorradas. Con un simple "Lo siento" hubiese bastado para terminar con todo. Pero su puto orgullo...
Yo soy orgullosa, pero no considero una humillación el disculparme a alguien. No tengo que arrodillarme y besarle los pies, no le debo la vida. Cabreada, agobiada, medio muerta, mi sinceridad es más directa, y gusta la sinceridad hasta que molesta.
La verdad nunca es bonita, y mucho menos cuando ni intentas que parezca más dulce, que podría. Hay mil formas de decir todo, pero no me apetecía. Quería mi "Perdóname, por favor". Y hubiese olvidado todo. Yo tengo que pedir perdón por algo que es consecuencia de otras cosas, y no me importa, pero no consigo un perdón y me gano una amistad que no quiero.
¿Por qué no la quiero? Porque sé que la amistad es imposible entre nosotros dos. No me entiende, soy demasiado complicada (repito), y ve contradicciones donde no las hay, son aparentes. Paradojas. Pero no se plantea pedirme que se lo explique. No me ha pedido que le explique nociones básicas de mi cabeza.
De normal a la gente le gusta descubrirlo, pero creo que a él no. Conocer a alguien por el mero placer de ver otro mundo... No entiende lo que es eso. Se ha quedado en que soy buena porque escucho sus problemas, no juzgo e intento ayudar.
Le acabo de demostrar lo que puedo hacer. Lo cruel que puedo llegar a ser conmigo misma sobretodo y con él. Me ofrece su amistad y se la devuelvo con el mismo sello. Y lo más cruel de todo, es que le he explicado por qué, con lágrimas en los ojos por primera vez en bastante tiempo.
Lo malo de saber el poder de las palabras, es que al final aprendes a utilizarlas al estudiarlas. Manipulación en estado puro, por supuesto. Pero voy más allá, retórica, y después una explicación a pie de página de lo que quería decir la autora con los versos. No hay nada que dejar al azar.

Lo has intentado.
Has fracasado.
Inténtalo de nuevo.
Fracasa de nuevo.
Fracasa mejor.

S. Beckett. Rumbo a peor.

1 comentario:

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.