Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

sábado, 9 de abril de 2011

Llueve.

Llovía a tinteros. Y las palabras se desparramaban en tachones indescriptibles.
Las palabras de todos caían como plomo sobre el asfalto, y lo hundían más, y ellas, insensibles, pretendían llegar al centro, pero se evaporaban antes de llegar.
Mientras, lloraban, e iban dejando pequeños regueros que algunos se dedicaban a recolectar, para así formar un recuerdo de agua. Una página escrita por ella.
Otros, se dedicaban a cortarlas para formar otras nuevas, y otros muchos, simplemente observaban cómo caían, cómo hacían carreras por el cristal rayado de la cordura.
Y otros, simplemente bailaban, disfrutaban, se fundían y resbalaban entre los dedos que marcaban el ritmo (los pasos que chapoteaban), y eran felices al saber que estaban con alguien que les contestaría con los mismos silencios que ellos hablaban.



(Smile, smile at me, and I'll feel free)

1 comentario:

  1. La lluvia es magia amiga, acaso un rayo de sol podría bailar de esa manera con las palabras?
    Besos
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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.