Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

domingo, 20 de marzo de 2011

Desencantos.

Me huelen las muñecas a una colonia barata pero dulce.
Mis piernas hoy no aguantan más y necesitan descansar.
Mis ojos se pierden en el horizonte de cualquier mirada mientras se cierran para el resto de la noche.
Reposan y guardan en la memoria el pequeño libro de Kant que había sobre la mesilla la última vez que me atreví a mirar para no ver nada más.
Todos los días lo mismo. Todo exactamente igual que el día anterior.
Una ruleta que gira sin nuevas posibilidades.
Gris. Otra noche gris.
El cielo no es ni negro. Hoy no había estrellas que admirar, que soñar. Que envidiar.
El mundo ha perdido su encanto demasiado rápido y lo único que se me ocurre es llorar.
Gritar y desgarrar el tejido de lo etéreo.
Buscando la realidad en un dedal.
Conjurando, rogando. Suplicando un día azul.
Que deje el luto.

Que pare de girar el mundo durante segundos y dé la vuelta.



Me siento... Vacía (buena palabra C.).
Siento que hoy no haya sido de los mejores días de tu vida, siento haber estado así...

Me afectan demasiados detalles, pequeñas piedritas que se van clavando lentamente en mí, que intentan ser cristal y astillarse, y a veces lo consiguen...


Bueno, supongo que es tarde y debería irme a la cama o a seguir leyendo un rato cualquier cosa.

Buenas noches, espero que lo estéis pasando mejor que yo.

Un beso.

1 comentario:

  1. Yo lo paso bien, o eso intento siempre, porque el estado anímico es el motor de las emociones y a mi no me gusta tenerlas revueltas, que soy propensa a volverme loca.
    Lo que si me pasa es que cada vez que entro en tu casa, me contagio de todo lo que leo, y obviamente, ahora estoy triste y pesarosa. Ya sabes lo que tienes que hacer para que esta sensacion cambie en mi, SOLUCIONALO!!!
    Besos
    CIta

    ResponderEliminar

A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.