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aquí nadie reza.

jueves, 20 de enero de 2011

The hardest thing of holding on is lettin go.

Hola.

Nunca saludo, suelto todo lo que tenga decir sin anestesia alguna o aviso de que he vuelto a aburrir un poco más.
Así que como hoy preveo que será largo, avisaré de que quien no quiera leer todo, que no lo lea ya que siempre existen las típicas frases comodín que se sueltan para quedar bien y parecer que has leído algo (que conste que yo siempre leo todo, aunque no lo parezca).
También aviso que me ha dado por hablar de nada y meter mucha paja en todo, como acabo de hacer ahora. Hubiese sido más de mi estilo decir algo como esto va a ser largo, quien no quiera leerlo, que se vaya a tomar por fly.
Pues eso, iré acercándome a lo que quiero decir, como siempre, exponiendo algo que me ha pasado a mí.
Hoy he ido a una charla de enfermería, no sé si para perder clase o porque la enfermería es algo que me interesa pero que nunca haré y remarco el nunca.
Total, que ha soltado un rollo impresionante para vender su universidad, y la verdad es que lo hacía bien. Ha resaltado mucho que cualquiera no puede ser enfermera (todo el rato se refería a las mujeres, un tanto sexista, la verdad). Y al terminar, yo me he dedicado a hacer preguntas del tema que me interesaba. Psiquiatría. En los psiquiátricos hay enfermeras y supongo que ella como catedrática, tendría que saber algo.
Me confirmó su existencia, ya que empezaba a dudar gracias a una conversación que mantuve con no-sé-quién. Y una duda que tenía es qué gente internan allí.
Ha saltado diciendo que lo de que los esquizofrénicos son gente normal, blablablá, otra chapa que ya me sabía de memoria sobre la incultura en general, o la información que nos han dado sobre ellos. No me ha contestado en absoluto.
Me ha molestado, porque ha mencionado que no nos dejemos llevar por esos estereotipos. Quizás por la contradicción que representa ese prejuicio, o ese estereotipo de que todos tenemos en la cabeza que los que tienen un problema mental (y me rebelo a creer que sea un problema) es violenta, peligrosa, y demás adjetivos con los que la gente los califica, respaldados por los medios de comunicación.
Explicaré un poco la historia de los psiquiátricos, grosso modo, porque no me acuerdo demasiado bien y no está en la wikipedia como lo quiero explicar, aún así, recomiendo que la leáis.
Los psiquiátricos, cuando nacieron eran centros más parecidos a una cárcel que a lo que hoy tenemos. En ellos se trataba a la gente como cobayas, ya que no había demasiados medicamente, y se les sometía a tratamientos de choque que han durado hasta casi nuestra época actual. Eran públicos casi todos, lo que suponía un gasto tremendo, así que en vez de internar a todos los que tuviesen algún problema mental se hacía una selección, me refiero a que si podían trabajar o formar parte del ciclo productivo, no se les internaba. Así que allí entraban los violadores, asesinos y gente violenta. Los demás permanecieron como a la sombra, dejando a todos los internos como únicos enfermos mentales (quizás de ahí que algunos crean que los enfermos mentales son todos violentos).
He mencionado tratamientos de choque, y un buen ejemplo son los baños que les hacían tomar. Les metían en una especie de bañera que se cerraba alrededor de su cuello y dependiendo del día o de qué tuviese el pobre hombre, llenaban la “bañera” con agua hirviendo o congelada. Otro ejemplo sería el de John Forbes Nash, brillante matemático. Del cual no hablaré, pero recomiendo tanto la película como el libro Una mente maravillosa.
Saliéndome un poco de la charla, hoy ha aparecido en las noticias un reportaje de un hombre o adolescente, no sé muy bien cómo llamarle, que ha permanecido atado a una pared tres años.
A mí me ha escandalizado y horrorizado el mero hecho de imaginármelo.
Él mismo, había destruido una sala de esas en la que estás aislado, creo que es de esas acolchadas, pero no estoy segura.
Su propia madre es la que ha difundido el vídeo.
Con ejemplos así, la verdad es que me parece lógico que la gente piense así. Nunca ponen ejemplos de un hombre ayudando a cruzar a una abuelita la carretera, o a otro salvando un gatito de un árbol (qué ejemplos más estúpidos), o haciendo ninguna buena acción. Siempre son desastres, guerras, muertes.

Bueno, ya cambiando radicalmente de tema, en historia me aburría y he empezado a escribir.
Después una amiga lo ha leído y le ha parecido bonito, no sé si tomármelo como algo bueno, porque le ha gustado o malo, porque es una adolescente y me prohibieron escribir historias adolescentes, como la típica de Crespúsculo o A tres metros sobre el cielo y cosas así.

Esto sí que me interesaría que lo leyeseis y opinaseis, la verdad, pero si no, tampoco voy a decir demasiado.

Mekare estaba al lado de la cafetera, con el móvil en las manos, apoyado en la encimera, esperando a que se hiciese el café.
Saltó, de repente. Un mensaje.
Te espero…
¿Dónde? ¿Cuándo?
Otro.
         A las 5:30…
Dos segundos eternos después.
         En la plaza España.
No sabía qué hacer. ¿Debía ir?
Estaba jugando con ella, y Mekare lo sabía.
Se sentó con una taza de café en el sofá blanco, al lado de la ventana.
Pensó, como tantas otras veces, en qué debía decir.
Estaba cansada de jugar.
Si huía, ¿él le perseguiría?
Intentó probar, pero no puedo. Le gustaba verle.
Se duchó, se vistió y se bañó en colonia con una parsimonia que asustaba.
Se propuso llegar tarde, y así lo hizo.
Llegó.
Él estaba en el centro, con un ramo de tulipanes rojos en las manos y la mirada perdida en la desesperanza.
Se paró en seco. No era él, por lo menos no como lo recordaba.
Era su mirada… Sus ojos mirando al horizonte le permitieron escrutarlos.
Tuvo la impresión de que, a pesar de estar a unos pasos, estaba muy lejos de él.
Sacudió la cabeza y salió del trance. Le vio delante de él, parada con cara de atontada y avergonzada, como si la hubiesen pillado haciendo algo que no debía hacer.
Sonrió.
Esa sonrisa era únicamente para ella.
Él se acercó, y, como siempre, no dijo nada.
Sus ojos fijos en los de él. Ambos perdidos en el otro buscando algo.
Algo nuevo, algo no conocido hasta el momento.
Sus ojos se nublaron. Sabía que ella quería huir.

Paris miraba por la ventana.
Pensaba en ella. No sabía qué hacer.
Le gustaba jugar y ella aguantaba los tirones y se los devolvía, pero notaba que ella se estaba cansando del juego.
Él, sólo él, sabía que esa era su forma de hacer ver a los demás que les quería. Pero evidentemente, ella no tenía ni idea.
Utilizaba esto como pre-selección, y este juego le permitía no coger ningún cariño a quien no aguantase.
Era una forma sutil de despachar de su vida a todas.
Pero ella…
Ella le había aguantado todo, y sabía, que por muy cansada que estuviese, aguantaría más. Estaba enamorada.
Le mando tres mensajes para quedar con ella.
Hoy le daría una razón para seguir ahí.
Se preparó con más delicadeza que otros días. Se preparó para ella.
Le compró una rosa, pero le pareció poco, así que le compró un ramo de tulipanes rojos. Escondió la rosa entre ellos, intentando decirle que él era la rosa, y los tulipanes cada uno de sus juegos, que si llegaba a quitar todos, descubriría que no tenía espinas y que estaba tan asustado como ella.
Se prometió a sí mismo ser menos cruel con ella. Le había cogido cariño, no sabía si a ella o si a jugar con ella.
Se plantó en medio de la plaza, con sus tulipanes y esperó. Ya eran y media, ella nunca llegaba ni un segundo tarde. Se planteó que hubiese conseguido huir de él y se quedó ensimismado, con una sensación que le oprimía el pecho y a la vez se lo descomprimía.
Estaba decepcionado. Era como todas. No había conseguido aguantar.
Al rato, lo que a él le pareció un milenio, ella estaba a unos pasos de él. Mirándole.
Se acercó lentamente, como queriendo alargar cada minuto que le quedaba, intentando dar tiempo a las heridas que acababa de hacerse a sí mismo. Miró en sus ojos, buscando una cura y sólo encontró el brillo de un puñal que se clavó en su garganta, haciéndole desangrarse.
Quería que desapareciese de su vida, aunque vio un atisbo de duda, pero no le fue suficiente y en ese momento, no pensó en explotarla.
Intentó hacerse hermético, que ella no pudiese ver nada en él.

2 comentarios:

  1. me gusta muxo =)
    y si esto es mierda.... kiero saber como escribes la belleza.
    (L)

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  2. uf...me extenderé hoy.
    Ante nada, espero que la prohibición de escribir relatos adolescentes no sea una verdad, porque en el caso que sea por mi, me decepcionarías, ya que tu ni presumes de ser escritora ni escribes solamente de eso, amén de que, como siempre, la libertad individual está por encima de todo y tu puedes escribir de lo que te de la gana.
    Por otra parte he leído la historia. Es una bonita historia, vista por dos mitades que en el fondo se aman, uno lo demuestra,la otra no, pero no acabarán juntas fácilmente.
    Los pensamientos de él son tan crueles que al instante simpatizas con la chica y su razón de odiarle, no obstante eso, al ver que compra tulipanes, piensa un motivo para la rosa, se prepara bien, piensas que si, que en realidad la ama.
    No soy un buen crítico, pero mi consejo es que escribas un relato completo.
    Un beso, y arriba esos ánimos, que yo quiero hacer medicina y la media es altísima...:(

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.