Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Ez dago irtenbide magikorik.


Hoy no tengo nada especial que escribir, y con especial me refiero a que busco que exprese algún tipo de sentimiento (obsesión podría considerarse como uno), sino decir algo sin importarme la estética.
Empiezan las fiestas, otro año más. Y me parece de putísima madre que la gente salga a la calle, que parezca que tiene vida la ciudad, que todo huela a tierra mojada y que no haya colegio (soy una cría y voy a con colegio, sí), pero me jode muchísimo lo hipócritas que son estas fiestas.
Primero me jode el materialismo de la gente, y es que desde niños nos han educado así, en una sociedad completamente capitalista en la que por estas fechas todos, de enanos, pedíamos muchísimos juguetes, y nos hacía muchísima ilusión. Venía Santa Claus o el Olentzero, aquí, y estabas feliz con todas esas cosas, que además, por lo menos en mi casa (y sigo sin entender cómo cojones lo hacen, ni siquiera ahora que ayudo lo entiendo), se hace con un sigilo de la ostia, y es imposible enterarse, de repente, alguien (o algo) hace sonar una campana y los más pequeños suelen ir a mirar, y yo entre ellos porque adoro ver sus caras, es el mejor regalo que me podrían hacer, ver ilusión en alguien. Y me voy, como siempre. Total, que no sé si es por el ansia de tener más y más bienes materiales o simplemente por tener cosas con las que jugar, que en cierto modo, siendo pequeñines, nos entreteníamos hasta con una piedra, o buscando una hoja, o cosas así (lo hacía, y en primero de la eso saltaba a la comba), y ahora soy “feliz” con ver la cara de mi primo al ver que le han regalado un libro de animales, y que va a poder aprender.
Adoro a mi primito, es guapísimo y encima le encanta leer. Es el único al que le compro libros a parte de a mí (ahí, fomentando la lectura).
Vale, y aparte de esto, que es la parte de la familia con la que celebro las cosas, estoy a gusto, todo es perfecto, pero la otra parte… Ya lo siento, es mi familia, blablablá, pero no los aguanto. Son tan pijos, tan educados, dan la sensación de ser tan perfectos que dan asco. No parece natural. Es una farsa  tras otra, y yo estoy metida de lleno. Odio la puta sopa de mariscos que prepara, odio el cordero, odio el olor de las velas que ponen, odio que vistan al niño de marcas para un adulto que vive en una casa de unos millones en Miami Beach o en L.A., odio que tenga que parecer subnormal y hacer como que no me doy cuenta de lo que pasa, odio que me regalen ropa horrible y digan es de última moda (sí, en tu pueblo y para un tío, porque las sudaderas que me regalan no se las cosas que me regalan, por muy negras que sean, son feas de cojones), y sobre todo, odio tener que decir que me encanta todo, que la comida estaba estupenda cuando lo único en lo que pienso es en tirarle la sopa en la cara y gritarle a la cara que por mucho que sea, a mí no me da miedo y lo que sí me da es asco.
En fin, se ve que no me llevo demasiado bien con ellos.

También quería comentar lo de las reuniones de antiguos alumnos, pero en plan de primaria y tal, hoy ha habido una de 6 de primaria, para recordar a una compañera y aparte de que pensaba que muchísima gente iba a llorar y he descubierto que lo han superado casi todos o simplemente les da igual todo y se han olvidado, como hice yo, sinceramente.
Ha estado bien, recordando, hablando con gente que veo todos los días en el colegio y que no saludo por los pasillos, no hablo con ellos, supongo que por el tiempo del que carecemos los dos, y hoy, último día de clase del año, he conseguido hablar y recordar a mucha gente que pasó por mi vida, y las típicas historias de la comida del comedor, las fiestas del colegio, qué hacemos ahora, nuestros planes de futuro, etc.




Sigo cayendo y no encuentro el fondo, espero poder caer más rápido.

... Y el único futuro que nos queda, enigmática señora, es el presente.

1 comentario:

  1. Si hija si...la navidad es todo hipocresía, pero creo que la mayor es que mientras todo se va a la mierda, comemos pavo, compramos regales y nos emborrachamos...
    Un beso y que te sea ameno

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.