Desganas.

Oigo cómo se quema el incienso, me gusta ese sonido del fuego crepitando. Me entretiene mirar por dónde se va quemando y lo bien que suele oler.

También oigo el sonido del viento.

Veo nevar, y odio cada copo de nieve. Odio cada gramo de sal que echan a la calle para que el hielo se derrita. Odio lo asqueroso que queda todo. No hay paisajes idílicos, solo caídas y días grises muy fríos.

Supongo que aquí dentro puedo montarme mi mundo. Coger un libro y estar leyendo todo lo que quiera.

Perderme en él. Eso sí que es un idilio.

Se me hace viernes, pero sé que no lo es.

Hacía tiempo que no salía con gente de mi clase, ya que a la última cena no me presenté (tenías cosas mejores que hacer).

Una rubia, una pelirroja, una morena y otra con el pelo negro, naturales. Yo me teñí de pelirroja, mi color me aburría y creo que ya subí alguna foto de mis pelirrojismos.

Aún así, no quiero asustar a la gente tan tarde, que después tienen pesadillas con monstruos que salen de debajo de la cama y tienen el pelo rojo sangre en vez de negro.

Estoy bastante ilusionada con un trabajo que haré para anatomía en este puente, a ver si puedo… Del ADHD (Attention Deficit & Hiperativity Disorder), o lo que es lo mismo, el TDAH (Trastorno de la Atención e Hiperactividad), hablaré un poco de todo lo que son enfermedades mentales un poco por encima, el prozac, Eli Llily, el ritalín, etc.

No sé para qué cuento esto, bah, qué más da.

Supongo que por no hablar de mi profe de filosofía, cualquier cosa.

Quiero que se muera de una puta vez. O que pille sida y cáncer, o que le torturen y muera tras doce años de torturas por desangrarse lentamente por un corte en el dedo. Que no se le cura por que en cada comida se le da sintrón (creo que se escribe así y creo que es eso, que evita los trombos, o sea, que licua la sangre).

En clase me dedico a pensar en esto en vez de prestar atención (he ahí el motivo de mi suspenso, actitud).

No tengo ganas de decir nada más. Estoy cansada y la gente me cansa más (J.C., ya te podrían dar por culo, majo)

Ya no es el fin de los tiempos y del mundo lo que retrospectivamente mostrará que los hombres estaban locos al no preocuparse de ellos; es el ascenso de la locura, su sorda invasión, la que nos indica que el mundo se está próximo a su última catástrofe, que la demencia humana llama y hace necesaria.

Michael Foucault. Historia de la locura en la época clásica.

Un beso.