Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

martes, 14 de diciembre de 2010

7.


Susurros y contrasusurros.
Princesas sonrientes con enormes pistolas tras su espalda. Horror y espanto. Abismo. Inocencia. Resistencia.
Nos entregamos nosotros mismo a la destrucción, y reclamamos así mismo, y a cambio, más destrucción.
¿Quién dijo que quería tranquilidad…? Un error es un error.
La ostia, el corte, el mordisco, la autolesión, es el dique, el último recurso disponible que te lleva a no ser capaz de dar un paso más. Una especie de defensa innata contra la propia liquidación. Un punto de inflexión a partir del cual todo se vuelve un poco más lento: lo suficiente para seguir viviendo. Unos instantes de falsa pero necesaria tranquilidad, donde el tiempo parece pararse y el placer y el dolor se dan el más húmedo de los abrazos posibles.
Cada vez estamos más cerca de saber lo que queremos. Huelo mal, mi sabor es mucho peor.
Me escuecen los ojos. Es difícil dar cuenta de todo. Facciones de tiempo expandidas sin control, 1000 versos a la fuga. Demasiadas imágenes sin sincronizar.
La noche y la ansiedad son como dos perros que copulan, y después son incapaces de soltarse.
Señores, les comunicamos que el dolor se hace insoportable.
Tanto odio sólo puede venir de haber amado igual o más.
Por tus crueldades, me voy.
Fabulosas traiciones. Agujeros bien escondidos.
No es que no me quieras, es que me quieres mal… Los lobos y los corderos no se miran con ojos tiernos.
Porque es muy perturbador enfrentarse con alguien que no ve las mismas cosas que uno ve.
¿Acaso no nota usted que algo está ya sucediendo? Un particular infierno ha sido desatado. Los tiburones más astutos y hermosos jugaran esta vez de nuestro lado. El farol definitivo. Un riesgo que nos encanta correr. Una muesca de la historia.
No te voy a molestar, quizás te salpique, sólo eso… Tú haz como si nada.
Noches siempre en monocolor. Es evidente que quieres que muera. Lo haces bien, lo haces bien. Extraños zumbidos. Leones deshidratados llorando de miedo. Los espejos siempre se encargaron de mentirnos. El corazón late, late. Parece –o parece parecer- que en el siguiente golpecito seco se fuera a incendiar él solo. Morirá sonriendo.
Adicciones. Eléctricos e insoportables mecanismos. Las noches… su escenario preferido. Entonces es cuando campa a sus anchas por los pliegues y repliegues de mi cerebro, y lo siento cerca… quien habla en mi oído duce que al abrir los ojos estará de pie en el centro mismo de mi habitación… bailando como un derviche, lanzando besos al aire…
Estruendos. Gargantas partidas en dos. Que venga. Que me mate a ostias. Que despuente el maldito alba. Aguardo ansioso esa lluvia de patadas, puñetazos y salivazos. Los pájaros vuelas boca arriba. Las palabras se pierden en el oleaje de un mar de orina.
Merecer es un verbo que duele.
Buscaros en un buen abrazo, una buena sonrisa un buen polvo.
Elogio de la mentira. Me das asco.
Avisamos: El decorado empieza a dar muestras de cansancio. La situación no se podrá prolongar durante mucho más tiempo, si es que se quieren mantener unas condiciones mínimas de seguridad. La escena entera ha comenzado a hablar. Nada indica que se vaya a callar. Cada cual quiere escribir el guión de su personaje. El incendio ya está aquí. Que tiemble la representación.
Andaba a paso lento por las entradas del bosque cuando tu beso me fulminó.
Dame—en—la—boca la patada más dulce que me puedas dar.
Mejor, habéis llegado a la conclusión de que irse es lo mejor. Pero sois tan sucios e hipócritas, que os negáis a reconocer que se trata de un juicio que sólo representa vuestros intereses. La más bondadosa de las opciones no tiene en cuanta a nadie más que a vosotros mismos. No desperdiciéis una de vuestras estimadísimas lágrimas. No pronunciéis mi nombre en vano. No os atreváis a decirle a alguien que os importo. De verdad que debería rajaros el cuello.
Caemos, caemos. Traza el recorrido en tus hojas cartográficas. Calcula los ángulos, los virajes, los encuentros casuales, el impacto.
Tengo ganas de morderme la yugular.
Quisiera besar lentamente sus párpados antes de marchar.
La antipsiquiatría nació como lucha dentro de las instituciones contra todas las formas de represión, de violencia y gueto que existen dentro de los manicomios. La labor dentro de las instalaciones es importante, pero debe darse un paso hacia delante y estar alerta para no ser absorbidos. ¿Qué sentido tiene crear diez islas felices mientras todo el resto funciona como antes? De esta forma no se rasguñan ni siquiera las instituciones. Por el contrario la locura es recuperada por el sistema y asesinada como posibilidad subversiva. Por ello estoy convencido de que ha llegado el momento de salir de las instituciones. De no luchar solo dentro del manicomio. De luchar fuera. Hay que politizar la locura, convencer a la gente para que acepte su propia locura sin miedo y para obtenerlo, debe arrojarse al mar a los expertos. Cortarles la cabeza a los psiquiatras. Para estos, actualmente no existen más que dos alternativas: o se suicidan, o hay que matarlos.
D. Cooper.



El hospital psiquiátrico es un centro de régimen custodial o carcelario destinando a “recoger”- así se oye cada día- a aquellos que no se adaptan a las normas sociales establecidas y no participan en el proceso de producción.
Al definir hospital psiquiátrico como una institución manipuladora no hacemos más que afirmar lo que hemos vivido a  través de nuestra práctica.
(Escrito de un grupo de ex-trabajadores del Hospital Psiquiátrico de Oviedo)
Cuando el número de oponentes era pequeño la pistola funcionaba bien. Diez muertos son tolerables. Treinta mil, cien mil, doscientos mil podrían marcar un punto fundamental en la historia, una referencia revolucionaría de tan deslumbrante luminosidad que el capital se ha hecho más absoluto. El fármaco tiene una neutralidad que no poseen las balas. Tienen la coartada terapéutica.
La enfermedad mental era una  forma de despojar de su locura al loco, de quitarle el derecho de ser loco.
El papel del internamiento es el de reducir la locura a su verdad, y la verdad de la locura es la razón del hombre. El encierro cambia su sentido, la anulación de la libertad ya no es consecuencia de la locura, es la esencia de la misma. Tan sólo  se encierra a quien realmente muestre comportamientos de los que se pueda deducir que libre haría daño a los demás, o se lo haría a sí mismo.
Si la libertad significa algo, es el derecho a decirles a los demás lo que no quieren oír.
George Orwell. In memoriam.

Enajenadxs.

2 comentarios:

  1. Interesante. La locura es una opción no aceptada.

    Tengo la teoría/convicción de que sólo se te está permitido vivir en sociedad, la opción de desligarte o ofrecer alternativas es un flaco favor a ciertos garrapatoides que no quieren abandonar su cálido nicho.

    Aunque el texto aparenta tener algo de demagogia[...idea política que consiste en apelar a emociones (sentimientos, amores, odios, miedos, deseos) para ganar el apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica y la propaganda...], principalmente porque me hace sentir algunas de esas cosas.

    Queda saber hasta que punto está contrastada la información que afirma como lo de los ex-trabajadores del hospital psiquiátrico de Oviedo. Y desde luego hasta que punto las hipótesis que lanza son verdad o minutos de lucidez.

    La autodestrucción es una opción como otra cualquiera, pero ¿tu libertad de autodestruirte te permite quitar a tus seres queridos la libertad de disfrutarte?. Siéndo mucho más fríos, ¿tu libertad de enajenarte hasta ese estado es libertad cuándo aún no has devuelto todo lo que debes?. Mis padres pagaron una educación, alimentación y tiempo en mí, cosas algunas de ellas irrecuperables, de verdad soy tan libre de desligarme de devolver todo eso y tirarme al vacío de esa supuesta libertad(para mí).

    En global no acepto el texto, es demasiado exagerado en algunas cosas, y mirando a nuestros compañeros de viaje(animales) no recuerdo ningún caso parecido ni de lejos.

    Bueno, esa es mi opinión.

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  2. Creo que estoy deacuerdo, sobretodo con el fragmento del doctor Cooper, que me es tremendamente familiar.
    Creo que la locura (en sus términos mas intelectuales, tales como no ver un cerdo volando, p.e) es una de las mayores virtudes.
    La capacidad de ver el mundo como los demás no pueden o no quieren es algo que envidio. En una película que me atrapa, Patch Addams, se habla d esto, de ver lo que los demás no ven.
    Dalí, Picasso, Galileo, todo genio o revolucionario debía tener la suficiente locura como para levantarse y gritar.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.