Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Llamitas


En ocasiones la cordura se va por las ramas y el desvío se obstina en machacar la suavidad del sueño. Es inútil luchar contra la insistencia de la oscuridad. Suavemente la negrura se va aliando a un detalle cualquiera para apoderarse de mi atención y plasmar en la lobreguez que me ofrece la luz apagada un dilatado panorama de cosas vividas y supuestamente olvidadas.
Se trata de un caudal dispuesto a desgranar ideas, situaciones, frases y sutilezas que se empeñan en apoderarse de mi memoria y envenenarla con un sinfín de “instantes”, de “suposiciones” de cosas que había considerado ya descolocadas de mi propia vida.
La gente asegura que ese fenómeno se denomina insomnio. Sin embargo yo suelo calificarlo de noches despiertas. Noches que exigen resucitar traiciones y alegrías, desfalcos humanos y triunfos esporádicos, frustraciones y logros, aburrimientos y diversiones. Todo cabe en los insomnios vacíos. Es la realidad esfumada lo que más obliga a mantener diálogos con uno mismo o con personas alejadas de nuestro entorno, o con cualquier amigo o amiga que se ha convertido en un triste recuerdo de poca monta, sin darnos cuenta de que lo que envolvía nuestra amistad era puto aire.
Mercedes Salisachs.
Ese.Esa.Esos.

1 comentario:

  1. Yo lo llamo hablar con la almohada. Lo veo como una forma e liberar estress y recordar o planificar.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.