Creemos en nosotros,
aquí nadie reza.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Elle avance.


Tengo ganas de escribir, pero no sé de qué, o mejor dicho, sí, pero no tengo ganas de hablar de eso.
Bueno, quizás para que mi querido humo (el aire ya se ha ido, necesitaba unas vacaciones, demasiado tiempo leyendo chorradas) se haga una idea de cómo me van las cosas, cuente algo, un esquema roto de lo que me ha pasado.
Ayer. Gato. Gemelas. Cris. Ane. Gente. Frío. Mercado medieval. Perfecto.
8:45 (creo). Una llamada. Imbécil. Cris, Ane, Gemes, yo, sí; Gato, no. ¿Por qué? Gilipollas. ¿Dejarle plantado? Ni de coña.
Joker. Area. Troner. Uff. ¿Cómo cojones se puede juntar tanta perfección en una sola persona? Guapo, gay.
A casa.
Más o menos. En fin. Quiero un helado, pero tengo demasiado frío como para moverme. Debajo de la manta se está muy bien.
Joder, parece que esto es un telegrama. Quizás empiece a hacer frases un poquitín más complejas (sólo un poquito, mi cerebro no da para hacer una sintaxis demasiado compleja, por lo menos no hoy, quizás mañana después de una dosis de rutina).
Quiero ver a una persona, y solo a una. Y simplemente para convencerme de no, no y más no. De que jamás podrá ser nada, de que nunca tuvo ni que aparecer ese pensamiento. Necesito saber más de él, saber si es tan perfecto como lo idealizo. Toca el violín. ¿Cómo alguien que toca el violín puede no ser adorable?
Joder. Qué frío hace, coño. Arg. Ya podría vivir en las Canarias, pero nada, a la ciudad más fría de toda España. Manda cojones.
Ámbar. Ámbar. Ámbar.
Uhm. Dejaré de decir paridas como catedrales y empezaré a poner a parir a la gente.
Mentira.
He estado pensando (raro en mí, true?) en la de pequeñas personitas que hay en el mundo, y que la mitad de ellas te hacen la vida imposible y la otra mitad, la que crees que estará ahí para siempre y la tendrás cuando la necesites, se van. Acaban desapareciendo poco a poco al cabo de tres, cuatro años de relación (si se puede llamar así). ¿Seré tan asquerosamente borde, fría, cabrona, puta, fría, etc.? O es que la gente se cansa pronto de mí o yo de ellos.
No sé qué pensar. Debería preguntarlo a alguno, pero nunca contestan. El pitido del móvil ya es una respuesta más que consabida para mis oídos. Empieza a gustarme, antes me parecía irritante, quizás será que me he acostumbrado a ese puto silencio interrumpido.
Primero X., después J., después E., después A..
¿Quién vendrá ahora?
Bueno, miremos el lado positivo, ahora sólo quedamos Baroja y yo junto con un mundo de conocimientos que se abre lentamente ante nosotros, algunos mejores que otros, por supuesto, pero no por eso menos interesantes. Intentaré ser positiva. Por lo menos, ahora que mis “amigos” se van reduciendo, tendré más tiempo para centrarme en mis estudios y el año que viene, con suerte, salgo de esta ciudad. A ver si en otro sitio encuentro gente nueva a la que poder explotar, que tenga un potencial intelectual muy por encima de la media y me enseñe cosas, muchas cosas. Y si fracaso, siempre me quedará volver aquí a estudiar informática y acabar siendo alguien mediocre que en su adolescencia soñó con hacer algo que le gustara pero que no lo consiguió por poco. Aunque bueno, la informática no está tan mal.
Jé. Cómo se nota que estoy deprimida.
En fin. Seguiré esnifando humo, a ver si mi querido aire vuelve de sus vacaciones y nos acompaña a Baroja y a mí, aunque si no se da prisa en volver Baroja ya no estará, supongo que será Zorrilla o Flauvert. Ojalá fuese Valle-Inclán con su Luces de bohemia.
Ciao.
Ese. Esa. Esos.
'Cause you know it's over before it began.

2 comentarios:

  1. Me gusta como escribes,expresas bien los sentimientos =)

    ResponderEliminar
  2. Estudiar informática=Lento suicidio laboral.
    En España, claro, Spain is diferent.
    Te lo dice alguien que debería ser muchas cosas que no és y saber muchas cosas que no sabe, y tener muchas ganas que no tiene.
    Saludos.

    ResponderEliminar

A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.