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aquí nadie reza.

jueves, 25 de febrero de 2010

Sapere aude#6

Joder.

Una crisis nerviosa que recorre todo su cuerpo. Tiembla, llora, grita.

Sus manos se mueven frenéticamente en forma de puños de hierro que buscan el estomago de cualquier ser que se encuentre cerca. Dejarle sin respiración para así recuperar la suya.

El golpe. El dolor.

Ver cómo acabas de matar algo; la esperanza y la dulzura de sus ojos se marchan para que un azul gélido quede en su mirada. Hacer que en un calor absoluto tiembles de frío, se te erice la piel de todo el cuerpo.

Con sólo una mirada. Con sólo eso deseas estar muerto para no sentir ese terrible escalofrío que recorre toda tu columna vertebral y llega hasta tu cabeza, haciendo que te convulsiones de una manera ridícula, y te avergüences de ello.

Para cuando quieras devolverle la mirada, ella ya se habrá ido.

Desaparecido dejando desesperación.

Tú la querías, ¿y?

Querida Agnès, siento como he perdido algo de mí. Un pedacito minúsculo de un lugar que desconocía se ha ido para no volver, y siento su vacio por algún lugar de mi cabeza.

Un vacio más otros muchos tienden a infinito.

Mi cordura se va destruyendo poco a poco mientras esa puta no hace más que daño.

El viento parece que está de acuerdo conmigo. Sopla con demasiada fiereza. Quizás quiera hacerla volar y dejarla caer por el mar.

Ojalá.

Ya no aguanto más, las lágrimas se agolpan en mis ojos pugnando por salir.

Me voy a morir un rato, hasta que decida que ya he tenido suficiente sesión de infierno por hoy.

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.