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aquí nadie reza.

martes, 2 de septiembre de 2008

Salida


Esperando a un completo desconocido, en mi mundo de dolor, en mi puente de esperanza, no aparece nadie, estoy sola, no siento a nade cerca.
Espera! a mi lado se enciende una presencia. Quién será? aquel desconocido al que espero?
No… es una pequeña niña llorando perdida, me acerco cuidadosa a ella y le pregunto el porque de su llanto, me responde que porque se ha perdido, yo respondo con una nueva pregunta la cual es:”donde están tus padres?” llora mas, supuse que no lo sabía pero entre lágrimas y sollozos logre , entender: “mu-mu-er-tos”, muertos, pobre niña pequeña. La tomo entre mis brazos y la intento calmar, pero sigue llorando, empiezo a cantar, se calla para escuchar. Canto una nana que mis padres me cantaban para que me durmiera, funciona, se duerme, entre mis brazos acurrucada.
Abandone el puente para ir a mi casa, para tumbar a la niña en la cama, mirando atrás por si el desconocido aparecía, pero no fue así, ya perdido de vista el puente llego a casa, con la pequeña, agazapada, la tumbo, me quedo mirándola, es preciosa.
Pensé que tendría hambre al despertar, le caliento leche, y le pongo en un plato mantequilla, miel y pan.
Despierta, y atraída por el olor a la cocina va, le invito a pasar, a sentarse y acompañarme a desayunar, admiro su belleza, parece un ángel caído del cielo, pensé si en realidad lo será, pero era imposible, en mi mundo de dolor todo tenía explicación, con el paso del tiempo descubrí que todo no, siempre queda algo, algún por qué que descifrar, ya que ese es el objetivo de la vida, una búsqueda de algo que haga nuestras vidas significantes. Yo seguía con mis pensamientos la pequeña seguía comiendo, tenía hambre, parecía que no había comido en días, desperté de mis reflexiones, una vocecita me preguntaba como me llamaba. Era la de la niña. Le respondí:
– Alejandra y tú?
-No sé. Pero me gusta Elizabeth.
Así la llamé yo.
- Que edad tienes?
- No sé…
Yo determine que tendría unos siete u ocho años, era pequeña para ir sola, en un orfanato la envidiarían, por su largo cabello rubio y sus sutiles ojos marrones, decidí no sacar el tema y cuidar de ella durante un tiempo indefinido, hasta que ella dejase de necesitarme, no sabía cuando se recuperaría y necesitaba amor, el que yo necesitaba dar.
Me dispuse a recoger la mesa, ya que había terminado, y pensé que podríamos jugar a algo, se lo propuse y me lleve una gran sorpresa, su repuesta fue que prefería leer, no sabía que a esa edad se supiese leer. Le pregunte por el libro que ella quería ya que tenía donde poder elegir, la lleve a mi biblioteca con todo tipo de libros. Escogió uno de Edgar Allan Poe, por lo que me sorprendí aún más, me parecía un muy buen escritor pero una lectura muy compleja para una niña pequeña, pero me limite a sonreír y acercárselo. Se acerco al fuego y se sentó sobre un cojín que había en el suelo. Yo me tumbe a escribir un romance en el que estaba trabajando. Soy escritora. Ese romance es una historia de amor inventada, pero me gustaría que sucediese, necesitaba llenar mi vida con alguien. Soñaba con el amor ya que no lo conocía. Soñaba con largas noches bajo las estrellas intercambiando besos infinitos al crepúsculo, nunca hubo sucedido, ahora tenía a la niña a la que pensaba dar mi ternura, pensaba quererle como una hija, ya que me hacia sentir acompañada, a la que sentía cerca de mi alma.
Así los días pasaron, y cada día me sorprendía más. Un día decidí hacerle algo de ropa; un vestido largo blanco - el cual le hacia los ojos mas bonitos de lo que eran - una chaqueta negra – que resaltaba su pálida cara – y unas botas de charol negro. Se puso muy contenta de tener con que vestir, y me pregunto si podíamos dar un paseo, yo accedí encantada. Salimos de casa sin rumbo alguno, deje que ella me guiase a donde el destino quería que fuésemos, por estrechas sendas y caminos ocultos tras el denso follaje natural. Tras un largo rato andando llegamos a un lago helado, donde detrás había una montaña nevada. Que preciosidad de paisaje. Me soltó la mano y corrió hacia un arbusto, yo expectante la miraba, y saco de la nada un par de patines, no me sorprendió tanto el hecho de que hubieran aparecido de un arbusto, sino que la niña estaba llorando, y me di cuenta de que había pasado un mes desde que me la encontré y en ese lapso había descubierto mucho de ella, una de las cosas su gran fortaleza interior. Corrí y la abrace, sabía que estaba pasando, lo leí en sus ojos, ese era un lugar en el que su madre y ella pasaban largas tardes patinando, estando juntas, riendo, disfrutando… ofrecí irnos, pero negó activamente y me entregó uno de los pares. Ella se puso los suyos. Curiosamente eran de mi talla, aunque no era de extrañar porque el número que yo calzaba era el más común de todos. Salió disparada al hielo y hizo un par de giros sobre si misma, saltos, piruetas. Era una niña estupenda, la quería tanto como a mi hija, que en paz descanse. Murió hace dos años cuando tenía tan solo 9 años. Me hace daño hablar del tema, por lo que no lo nombro generalmente. El caso es que Elizabeth era fantástica y la quería con locura, sabía mucho y a pesar de su edad era bastante responsable, salí al hielo con paso tembloroso. No sabía patinar. Elizabeth se dio cuenta y me ayudo, enseñándome lo básico.
Cuando terminamos, horas después, yo sabía patinar con perfección hacia adelante claro está.
Nos retiramos cuando ya empezó a anochecer y teníamos frío. Llegamos a casa exhaustas, y la fatiga se apoderó de nosotras, pero teníamos hambre así que tuve que cocinar algo, muy simple para mis platos, pero dio igual. Nos tumbamos en el sofá a mirar el fuego que consumía lentamente la madera que estaba ardiendo. Nos dormimos así a los cinco minutos, la fatiga y el cansancio nos pudo. Al día siguiente cuando yo me hube despertado Elizabeth ya estaba en la cocina preparando el desayuno. Olía muy bien pero no sabía que era. Movida por la curiosidad entré en la cocina buscando la fuente de tan exquisito olor, era un tortilla recién hecha, desayunamos en silencio degustando aquel plato ,aunque simple, delicioso.
Nos duchamos y salimos fuera. Hoy hacia buen día por lo que nos fuimos de camping a un lugar cercano, donde solía ir, sola normalmente. Estaba desierto aunque no importó, escogimos un lugar retirado a la sombra, donde sacamos muchos envases de plástico con comida, el silencio reinaba en la campa, dulce y placentero. Disfrutamos de él hasta que una familia llego con sus respectivos hijos, que escandalizaron todo por la euforia de un momento, entonces nos pusimos a hablar de algún tema que nos interesase a las dos, no era muy difícil ya que coincidíamos en mucho, hablamos sobre la música de los compositores clásicos debatiendo cual era mejor, exponiendo nuestras razones. Terminamos de comer y nos tumbamos en el mantel que había colocado para disfrutar del sol que antes había sido sombra, era calido pero no hacia calor alguno, era una temperatura idónea. Llevábamos un aparato de música, puse un poco de goth- metal aunque era metal las voces, la de la mujer por lo menos, era clara y limpia, la del hombre rasgaba el alarido, pero era igualmente inteligible. No siempre me gustaba la misma música, dependía mucho de mi estado de animo, y a la niña le daba igual lo que escuchar mientras no fuese ese ritmo monótono y aburrido, todo era predecible pero siempre variaba en algo la composición, la estructura organizada se implanto hace mucho en la música y todas las canciones la seguían pero de igual manera todo no tiene porque ser igual de simétrico. Disfrutando del calido sol que acariciaba nuestras mejillas, escuchando aquella música que me hacia pensar en lo que era y porque, gótica desde hace mucho tiempo, un tiempo que me gustaría quedase en mi olvido, sintiéndome sola en el mundo, estando sola con mis sentimientos frustrados, queriendo ser más, pero nunca llegando a nada. Era una famosa escritora de poesía, conocida en varias partes de mundo, pero hacia mucho que deje de escribir por la muerte de mi hija, bueno no deje de escribir, pero mi estilo era mas siniestro, relacionado siempre con la muerte, hace poco que decidí olvidarla,  a mi difunta hija,  pero no lo conseguí, decidí escribir un romance, que era lo que escribía en estos momentos, un romance bizantino, en el que mostraba toda mi pasión por a escritura. Cuatrocientas páginas en verso, donde se contaba el encuentro casual de una mujer con un hombre que tropezaron por el capricho del destino y se enamoraban y lo interpretaban de una forma pasional, entregado y dulce. El porque era el mero hecho de que había decido no mortificarme por la muerte del ser que mas quería. Su padre me dejó a un par de meses vista de que naciera mi niña.
Desperté de repente bajo un crepúsculo extraordinario, la niña lo miraba con la mirada perdida en algún punto del horizonte, aparentemente distraída de tanta belleza. Me percate casi al instante de mirarle, no sabía en que pensaba, le pregunte que le pasaba, pero no respondió, parecía en un ensueño, viendo algo no muy grato para ella. La toque cariñosamente en el brazo, pero a pesar de mi tacto se sobresalto y no pudo evitar saltar de la silla en la que se encontraba.
- Perdón, miraba el crepúsculo, me había parecido ver una sombra y me dejó expectante por si aparecía de nuevo y me venia a buscar para llevarme al cielo donde se encuentra mi madre.
- Tranquila… - murmure casi ininteligiblemente…
Me había puesto a llorar sin percatarme, lo supe cuando roce mis manos con mi mejilla y la note húmeda. No sabía si era por la sombra que había descrito Elizabeth o el hecho de pensar en Madelaine, mi hija…
Queriendo que fuese un sueño, pero sabiendo que es realidad, creía que mi hija no había muerto, que estaba en algún lugar del mundo buscándome y que me encontraría si no me movía nunca de lo que fue nuestro hogar.

2 comentarios:

  1. Milady, me ha encantado. Escribes genial. Aunque me gustan más tus poemas, que ya he leído alguno ;)

    Bueno guapa, que ya sabes que te quiero mucho.

    Nos vemos por la web :D

    Lady Blackdeath

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  2. mmm, lo de que si les pasa algo, es culpa tuya no tiene sentido..., ¿acaso es culpa tuya si se muere alguien que conoces?

    PD:Estoy de acuerdo, con la tia de arriba, tus poemas son sublimes!!!, me encantan!!!

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A veces los pensamientos vuelan tan alto que son prisioneros del sol.